"La única novia de los curas es la Iglesia", lanzó el papa argentino. Fue un un claro llamado a los sacerdotes a mantener una norma polémica y a veces incumplida y cuestionada
En una fuerte señal de que su apertura tiene límites bien concretos, el papa Francisco buscó cerrar los caminos de algunos movimientos dentro de la Iglesia Católica que apuntan a discutir la obligación de los curas de ser célibes.
El papa argentino destacó el celibato y exigió a los sacerdotes una "renovada fidelidad a su única novia, la Iglesia".
Fue al encabezar la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro, la cual constituye la primera celebración de los cuatro días más importantes de las Pascuas. Francisco consideró que "en los momentos de tristeza, en los que todo parece ensombrecerse y el vértigo del aislamiento nos seduce, esos momentos apáticos y aburridos que a veces nos sobrevienen en la vida sacerdotal (y por los que también yo he pasado), aun en esos momentos el pueblo de Dios es capaz de custodiar la alegría, capaz de protegerte, de abrazarte, de ayudarte a abrir el corazón y reencontrar una renovada alegría".
También advirtió que "la alegría sacerdotal es una alegría que tiene como hermana a la pobreza" y "tiene como hermana a la obediencia".