Tras la polémica, el músico más convocante de la Argentina volvió a hacer historia, esta vez en Gualeguaychú. Un fenómeno irrepetible
El Indio Solari lo hizo otra vez. Más allá de la polémica previa por su negativa a pagar un impuesto, sus fanáticos llegaron desde todos los puntos de la Argentina para decir presente en Gualeguaychú, donde unas 170 mil almas cumplieron el rito habitual cada vez que el ex líder de los Redonditos de Ricota aparece en un show.
Nada importó que fuera una noche helada y que el barro lo cubriera todo. El Indio no defraudó, y su gente mucho menos.
Ya se trata de un fenómeno sociológico que empieza a ser estudiado a fondo, mientras la adoración por el Indio se transmitió ya de una generación a otra.
El arranque del show fue con fuegos artificiales y pantallas de video con la proyección de imágenes psicodélicas. Los seguidores pudieron escuchar no sólo los clásico, sino también temas del último CD solista de Solari junto a su banda, los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
Hubo de todo en el público: familias con hijos pequeños y fieles de más de 60 años.
Con “La Pajarita pechiblanca”, históricos compañeros del Indio en Los Redondos subieron al escenario, y se desató una fiesta que sorprendió a los más jóvenes que nunca habían podido darse el lujo de escucharlos en vivo. El saxofonista Sergio Dawi, el baterista Walter Sidotti y el bajista Daniel “Semilla” Bucarelli entregaron -también- junto al cantante, la querida “Ya nadie va a escuchar tu remera” y la emoción ganó el predio.
La oscura belleza de “Todos a los botes”, la nostalgia de “Nene-nena” se fundieron como en una suerte de collage, con las palabras firmes de Solari, “la memoria sigue viva”, en relación a la permanencia de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, nombrando a los 21 desaparecidos de Gualeguaychú.