Francisco recibió en el Vaticano al presidente de los Estados Unidos durante un encuentro privado que se prolongó 50 minutos. "Gracias por recibirme", le dijo Obama
Con sonrisas y una conversación que se prolongó más de lo previsto, el papa Francisco se reunió en el Vaticano con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una audiencia privada que duró 50 minutos. La reunión duró más de la media hora habitual en las conversaciones del pontífice con los jefes de Estado y Gobierno que le visitan.
Francisco y Obama comenzaron la reunión con un apretón de manos: "Bienvenido, señor presidente", le dijo el papa argentino en inglés.
"Es un gran honor. Soy un gran admirador suyo -le contestó el mandatario estadounidense en el mismo idioma-. Muchas gracias por recibirme''.
Obama, acompañado por el prefecto de la Casa Pontificia, el arzobispo Georg Ganswein, fue escoltado la Sala del Tronetto, anexa a la biblioteca Privada, donde fue recibido por el Papa.
En la Biblioteca privada, el presidente de Estados Unidos y Francisco se sentaron uno frente a otro, escritorio de por medio, y tras una conversación informal, los fotógrafos, camarógrafos y periodistas abandonaron el lugar y comenzó el coloquio privado, con la ayuda de intérpretes.
Tras unos cincuenta minutos del encuentro a solas, se abrieron las puertas de la biblioteca y la delegación estadounidense, encabezada por el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, entró para saludar al Sumo Pontífice.
Hubo intercambio de regalos y foto grupal con Francisco.
Antes de salir, Obama y el Papa se fundieron en un extenso apretón de manos mientras continuaban hablando, ya más relajados e intercambiando sonrisas de despedida.
Francisco le regaló a Obama su primera exhortación apostólica, "Evangelii Gaudium", y un medallón artístico que representa al "Ángel de la Paz", como el mismo papa explicó a Obama.
"Seguramente leeré esto en la Oficina Oval cuando esté muy frustrado -dijo Obama-. Estoy seguro que me dará la fuerza necesaria cuando necesite tranquilizarme".
También le entregó una colección de monedas de su pontificado, que se cayeron cuando eran mostradas al presidente de Estados Unidos, lo que provocó la risa de ambos.
Obama le regaló al Papa un estuche con algunas semillas de árboles y especies que crecen en el jardín de la Casa Blanca.
"Si tiene la posibilidad de venir a la Casa Blanca podría también visitar el jardín", dijo Obama en lo que significó una invitación informal al pontífice, quien contestó en español con un diplomático: "Cómo no".
"Rece por mí y por mi familia. Están conmigo en este camino", dijo antes de irse el presidente, quien fue sólo con representantes de su gobierno a la gira por Europa.
Acompañados por los guardias suizos, Obama y su equipo salieron de la Biblioteca y luego el presidente y Kerry se reunieron con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, quien el pasado enero ya mantuvo una larga conversación en el Vaticano con su homólogo estadounidense.