El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich salió a reconocer que es "un problema" la situación de la insugridad, y señaló que el incremento de recursos para las fuerzas de seguridad no es el mejor modo para combatirla.

"No hay duda de que la inseguridad es un problema, pero no se resuelve solamente con más patrulleros, policías o cámaras", reconoció el funcionario. Como modo de enfrentar el creciente delito, propuso trabajar tanto en la "inclusión social", como en la "equidad distributiva". "La seguridad pública es un fenómeno multicausal. Cuando uno hace una vereda, un alumbrado público, garantiza el acceso a la educación o a la salud está haciendo algo contra la inseguridad", sostuvo.

De todas maneras, Capitanich insistió en que el crecimiento de los índices relativos al delito y la inseguridad en general son "un problema mundial" relativo a los índices de mayor concentración poblacional por un crecimiento en las tasas de urbanización. "Si uno compara (la Argentina) con el resto de las ciudades de mayor concentración poblacional de América Latina se obtiene un índice inferior", afirmó.

Consultado acerca de los pedidos de la provincia de Buenos Aires y distintos intendentes del Conurbano para aumentar el número de agentes que custodien las calles, Capitanich advirtió que no se trata de una cuestión de cantidad. Según sus cálculos, hoy en día hay en todo el país unos 700.000 agentes de distintas fuerzas de seguridad, entre los que se incluyen 100.000 efectivos del sistema nacional, 205.000 de las distintas policías provinciales, unos 250.000 empleados de seguridad privada declarados formalmente y otros 250 mil que se estima no están declarados.

"Los casos (de inseguridad) se producen en distintos lugares y eso requiere definir claramente las responsabilidades. La seguridad pública es competencia de las provincias, lo dice un fallo de la Corte Suprema de Justicia. Pero la percepción popular es hacer responsable al gobierno nacional", analizó.