Ferroviarios, petroleros, bancarios, la UOM y la Uocra deben negociar salarios entre fines de este mes y el próximo.El Gobierno aspira a que los aumentos no superen el 22%
Comienzan semanas claves para el gobierno y los gremios al estar ya a la vista el inicio de paritarias de varios gremios de peso que ya adelantaron que no se moveran de un piso de 30% de incremento para este nuevo acuerdo.
Impulsado por la inflación, la devaluación y el aumento de precios, ya hay dos sindicatos que comienza esta batalla por una mejora salarial, los ferroviarios y los petroleros, cuyas paritarias vencen a fin de mes.
El universo ferroviario está compuesto por cuatro gremios: la Unión Ferroviaria de Sergio Sasia, que integra la CGT oficialista; los maquinistas de La Fraternidad, que comanda Omar Maturano, alejado de la central de Antonio Caló después de participar de la cumbre del sindicalismo opositor en Mar del Plata; los señaleros, enrolados en la CGT de Hugo Moyano, y el personal de dirección, de la CTA de Hugo Yasky.
Pese a la heterogeneidad en el posicionamiento respecto de la Casa Rosada, los cuatro gremios, que fueron citados por el Ministerio de Trabajo para iniciar las conversaciones la semana que viene, llegarán a la negociación con una propuesta común: partir de un piso de aumento de 30% y pedir una suma fija de entre 900 y 2000 pesos, según la categoría, retroactiva a enero y por el primer trimestre.
Antes del cimbronazo de enero, el Gobierno había dejado trascender que pretendía un techo de 20% para las paritarias. A principios de mes, en pleno shock posdevaluación y con la paritaria docente ya en el horizonte, ministros de Economía de 15 provincias acordaron un tope de 25%. Anteayer, la oferta del Gobierno a los docentes (22%) ratificó la intención original de la Casa Rosada.
También el sindicato de Petróleo y Gas Privado, que lidera el moyanista Guillermo Pereyra, tuvo ya los primeros contactos previos al inicio formal de la paritaria.
Es uno de los gremios que acordaron una suma puente ($ 3000) por el primer trimestre para atrasar la paritaria en busca de mayor previsibilidad económica. "Estamos pensando en un 30 por ciento y aceptamos que sea escalonado. Si [el aumento] fuera menor, tendríamos que acordar una suma fija aparte", indicó Pereyra, senador por Neuquén y segundo de la CGT de Moyano, a LA NACION. En 2013 el gremio acordó un 23% y un plus de $ 12.000. El salario promedio de los petroleros es de $ 22.000.
También los bancarios negociaron un puente para postergar la paritaria, que venció el 31 de diciembre, hasta abril. El jefe de La Bancaria, Sergio Palazzo, es uno de los que prefieren no hablar de porcentajes, pero deja bien claro que el 25% con el que sueña el Gobierno no está en sus planes. "Si la inflación de febrero y marzo es similar a la de enero, ¿voy a pedir 25 o 30 por ciento? Ni loco", advirtió a LA NACION. El gremio tiene 103.000 afiliados y en 2013 acordó subas promedio de 26,5 por ciento.
A contramano del resto, en un gesto a la Casa Rosada, Caló adelantó la paritaria de su gremio, la Unión Obrara Metalúrgica (UOM), que vence a fines de marzo. El martes se reunió con las cámaras del sector y pidió una suma fija de $ 1400. Los empresarios contestarán el miércoles. Cerca de Caló admiten que las conversaciones por la suba salarial "arrancarán en torno al 30%". Con 240.000 afiliados, la UOM es el gremio industrial más grande del país.
También los obreros de la construcción (Uocra) deben acordar salarios a fines de marzo. Su jefe, Gerardo Martínez, uno de los más cercanos a la Casa Rosada, había dicho hace tres semanas que pedir un 25% le parecía "sensato". Aunque hoy, por lo bajo, en su gremio admiten que aquella definición "se quedó corta" y que reclamarán "entre 25 y 30 por ciento" con la alternativa de reabrir la paritaria si los precios se disparan. Los trabajadores de la construcción son 450.000 y su salario promedio es de $ 7000.
Distinto es el caso del Sindicato de Obreros Marítimos (SOMU). Más que en el porcentaje de aumento, la atención del gremio de Omar Suárez, también de la CGT kirchnerista, está centrada en conseguir que el Gobierno suba el piso del impuesto a las ganancias y modifique las categorías. La actividad tiene salarios altos (el promedio es de $ 20.000), por lo que la clave de la gestión gremial es evitar que las subas terminen licuadas por Ganancias.