Supermercados del microcentro porteño decidieron cerrar o atender con las persianas bajas por miedo a ataques. Un fin de año penoso en Argentina
Los supermercados chinos y algunos negocios del centro y microcentro porteño cerrarán sus puertas y este viernes permanecerán cerrados o atenderán con persianas bajas por temor a que se produzcan saqueos ante un nuevo aniversario del 20 de diciembre, que marcó el inicio de la crisis social de 2001.
Algunos comerciantes de la zona de centro y microcentro informaron hoy mediante carteles en sus negocios que el viernes no abrirán por temor a que se produzcan desmanes en las marchas de conmemoración que se realizarán en Plaza de Mayo.
"El día de mañana nuestro local permanecerá cerrado. Las fuerzas policiales no nos dieron garantías sobre el desarrollo normal y en paz del día de mañana", señaló en un cartel al público un kiosco y local de comidas ubicado sobre Paseo Colón al 600.
En cuanto a los supermercados chinos, la presidenta de la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Sudeste Asiático, Yolanda Duran, informó que la mayoría de esos comercios bajarán sus cortinas esta tarde y permanecerán cerrados mañana por miedo a los saqueos.
"Algunos comercios reforzaron la seguridad con personal privado y también gente de civil que se encuentra armada. Unos reforzaron sus puertas y reforzaron la seguridad. Los que se sientan seguros van a abrir los demás no. Hay una sensación de temor que espero que sea solo una sensación y no se materealice”, enfatizó.
Duran pidió además al Gobierno “sacar una ley antisaqueos” que determine que este accionar tenga “penas mayores a tres años”.
“Algunos negocios chinos dejan entrar una persona por vez y así no se puede trabajar. Ojalá nuestras fuerzas de seguridad nos cuiden a nosotros, a los supermercados asiáticos y a todos”, señaló.
La representante del sector señaló que el miedo a que pase algo “se siente a través de la redes sociales” y manifestó el temor a “perder vidas de comerciantes como pasó hace días en un supermercado chino en Glew”.
“Se puede llegar a perder una vida. La gente que entra entra decidida a todo, entran como salvajes. Más vale prevenir que estar llorando después”, dijo y no descartó que la medida pueda extenderse si el clima social sigue enrarecido.
Calificó de “vergüenza” que "unos cuantos vándalos que provoquen terror” y señaló que como dirigente siente “impotencia por no saber como guiar a los comerciantes”.