El premio Nobel de la Paz rechazó la invitación del gobierno para estar en la fiesta de la Democracia al considerar que no había clima para celebrar
El premio Nobel de la Paz. Adolfo Pérez Esquivel, dijo que no concurrió a la fiesta de la Democracia, al cual fue invitado por la presidenta Cristina Fernández, porque "no estaba para festejos"
"Me invitaron el mismo día. Les dije que no porque no acepto una invitación unas horas antes", aclaró hoy el premio nobel de la paz, galardonado por su compromiso en la lucha por los derechos humanos durante la última dictadura militar.
El presidente del Servicio Paz y Justicia (Serpaj) mostró de esa manera su descontento por la desorganización del acto por los 30 años de Democracia. "Además no estaba de ánimo con lo que estaba pasando para ir a festejos", sostuvo.
En relación a los motivos de su desgano, Pérez Esquivel se posicionó duramente contra las protestas salariales encabezadas por las policías provinciales, que dejaron como consecuencia 10 muertos en enfrentamientos por saqueos y centenares de heridos.
"La policía a veces deja zonas liberadas para someter al poder político", dijo el activista, quien caracterizó que los desmanes fueron "orquestados y manipulados". Pese a considerar que el reclamo salarial era "justo", disparó: "No pueden desproteger a la población, esos efectivos deben ser sancionados".
Pérez Esquivel difundió en las últimas horas un documento con su firma, titulado "La democracia, la policía y el hambre", donde reflexionó acerca de los violentos sucesos producidos a lo largo y ancho del país. Allí, sostiene: "No son hechos aislados los intentos de condicionar y someter al poder político, es una tradición histórica de las fuerzas de seguridad y armadas".
"No es azaroso que, cerca de cumplirse los 30 años de democracia, se hayan realizado protestas y sublevaciones policiales simultáneamente en 17 provincias, y que en cada una de ellas se realicen inmediatamente saqueos a los comercios con una logística que no se puede atribuir a la mera espontaneidad", argumenta en el escrito el Premio Nobel de la Paz.
Y remata: "Estas protestas que incluyeron tomas de casas de gobierno, junto a los simultáneos saqueos, constituyen una extorsión a los gobiernos provinciales y una desestabilización a la democracia, al buscar transmitir el mensaje: ‘o nos hacen caso o se viene el caos social’".