Creció 60% y representa el 42,5 por ciento de la economía. A esto se suma que con gran parte de la economía en negro, la presión fiscal ahoga a los que pagan impuestos
El Estado argentino se convirtió en un elefante que en cualquier momento puede aniquilar sectores económicos con alguna de sus patas, ya que aumentó 60% su tamaño desde el 2000.
Semejante crecimiento fue el resultado de una mayor intervención en la economía, creando y multiplicando impuestos considerados distorsivos -como el gravame al Cheque-, para repartirlos luego en subsidios que muchas veces también resultan distorsivos. Así lo consigna un estudio realizado por técnicos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que dirige el economista Nadin Argañaraz.
"El tamaño del Estado consolidado (medido como el total del gasto primario nacional, provincial y municipal en relación al producto bruto interno -PBI-) ha crecido de manera importante a lo largo de los últimos 12 años", sostiene Argañaraz.
"Era el 26,5% de la economía en el período 2000-2006, a 42,5% en 2012".
Esto sin considerar "los intereses de deuda", explica el trabajo.
También destaca que lo que más creció fue el poder del Estado nacional, al acrecentar una estructura centralista.
"En este aumento, la Nación tuvo decisión política sobre el 75% del incremento; las provincias, sobre 19%, y los municipios, sobre 6%", afirma. A esto se suma que buena parte de este crecimiento deriva de la mayor presión tributaria: creció del 23,8% del PBI al 38,6%.
El principal factor de crecimiento del Estado fue el de las transferencias corrientes al sector privado, que incluyen los subsidios económicos y explican un 25% del aumento.
Le siguen el gasto en seguridad social y el gasto en personal, con una participación del 23 y del 19%, respectivamente, en ese crecimiento. Los tres rubros explican un 67% del crecimiento en la importancia relativa del gasto público dentro de la economía en los últimos 12 años. De esto se deriva que las erogaciones de carácter corriente son fundamentalmente las que impulsaron el tamaño del Estado. La inversión real directa participó sólo con un 13%.
La contracara del mayor tamaño del Estado ha sido el crecimiento de la carga tributaria efectiva. De hecho, la carga tributaria consolidada, medida como la recaudación de los tres niveles de gobierno en porcentaje del PBI (e incluyendo la seguridad social nacional y provincial), creció más de 60% en el período.
Al analizar los recursos que explican el incremento de la carga tributaria durante los últimos 12 años (sin considerar la seguridad social), se aprecia que el aumento más alto se origina en la recaudación de derechos de exportación, que equivale a un 24% de la mayor recaudación en porcentaje del PBI. Con una participación del 21%, le sigue Ganancias. El impuesto a los débitos y créditos bancarios y el impuesto a los ingresos brutos contribuyen al crecimiento de la carga tributaria en un 18 y un 16%, respectivamente.
El 40% de la mayor carga tributaria lo explican dos nuevos impuestos: las retenciones (conocidas técnicamente como derechos de exportación) y el impuesto al cheque. Vale resaltar que Ingresos Brutos (un impuesto provincial) y la tasa de seguridad e higiene municipal han aumentado su importancia más que el IVA y casi lo mismo que Ganancias.
El esquema tributario se volvió más distorsivo en el sentido de la asignación de recursos. La recaudación del conjunto de tributos más distorsivos representó en 2012 un 34% de la recaudación impositiva total, frente al 15% que significaba doce años antes.