En lo que constituye una "interna abierta" del PJ, el candidato apadrinado por el gobernador Busti le saca ventaja al que lleva el sello oficial del kirchnerismo
Más de 860 mil entrerrianos están habilitados para elegir este domingo a su próximo gobernador entre dos kirchneristas y un crítico moderado al Gobierno nacional, en una provincia signada por el conflicto con Uruguay por las papeleras.
En medio de graves inundaciones en algunas ciudades, los entrerrianos elegirán a las autoridades del Ejecutivo provincial para el período 2007-2011, así como senadores departamentales, diputados provinciales, intendentes y concejales.
Se trata de la segunda elección anticipada del país, y más allá de quien sea consagrado en las urnas todos admiten que la transición será demasiado larga hasta el 10 de diciembre, cuando se haga el traspaso de gobierno.
Sergio Urribarri; Julio Solanas; Emilio Martínez Garbino; Gustavo Cusinato; Agustín Addy; Gabriel Geist; Bernadita Zalisñak; y Fernando Breide Obeid son los ocho candidatos a gobernador que mañana se encontrarán en el cuarto oscuro.
De ese grupo y por simple mayoría, saldrá quien asumirá el séptimo período de gobierno desde la recuperación de la democracia, aunque según indican distintos sondeos, sólo tres tendrían posibilidades de ganar.
Después del triunfo de la Concertación oficialista en Catamarca, la Casa Rosada tiene amplias posibilidades de volver a celebrar una victoria en Entre Ríos.
Algunas encuestas dan como favorito al candidato que promueve el gobernador Jorge Busti, Urribarri, quien se reivindica kichnerista pese a que no recibió un apoyo explícito -sólo algunos guiños- del jefe de Estado durante la campaña.
Otro que pegó sus afiches con la foto del Presidente es Solanas, intendente de Paraná, en tanto que un tercero al que se le asignan posibilidades es Martínez Garbino, de la Concertación Entrerriana, un progresista crítico al gobierno nacional.
El cuarto en disputa sería Cusinato, postulante de la UCR, mientras que más atrás quedaría Addy el aspirante del PRO.
Los candidatos han protagonizado una campaña con un clima de tensa calma pocas veces visto, donde el exceso verbal eclipsó a las ideas.
El oficialismo propaló que el camino de la provincia "es el correcto" y en consecuencia no hay más que cambiar de referente para seguir el rumbo, mientras que la oposición coincidió en que Entre Ríos se viene "a pique" si no se produce
un cambio de timón.
Pero serán 863.965 entrerrianos los encargados de decidir la historia de la provincia durante los próximos cuatro años, en medio de una grave inundación que afectó en forma severa a la producción ganadera.
Además, Entre Ríos fue la punta de lanza de la embestida adoptada por el gobierno argentino contra las papeleras que se construyen en Uruguay y el protagonismo de las asambleas ambientales de Gualeguaychú, Colón y Concordia aún es fuerte.
Los cortes de los pasos fronterizos con Uruguay fueron una constante del último año y como no podía ser de otra manera, el conflicto se coló en la campaña, aunque todos los candidatos se mostraron complacientes con los asambleístas.