El pan a 10 pesos va camino de convertirse en otro objetivo incumplido por parte del inefable secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, cuyas políticas aplicadas por la absoluta libertad que le dio Cristina Fernández vsan convirtiendo a la Argentina en una suerte de Macondo surrealista.

Ahora, las principales cámaras que agrupan a panaderías dieron marcha atrás hoy y debieron salir a aclarar que el kilo de pan a 10 pesos solo se conseguirá en algunos lugares de la Ciudad de Buenos Aires y del conurbano, y no en forma generalizada como habían anunciado por exigencia del gobierno. El titular de la Cámara Industrial de Panaderos de la Ciudad de Buenos Aires, José Alvarez, reconoció que "en algunos lugares" de la Capital no bajará el precio del kilo de pan a 10 pesos, a pesar de que esa fue la exigencia de los funcionarios.

A esto se suma que consumidores alertaron que en las escasas panaderías donde el pan llegó a ofrecerse a 10 pesos se agotó rápidamente porque los comerciantes habían impuesto un cupo con el fin de no perder plata.

Alvarez, quien el miércoles había asegurado sin dudar que el kilo de pan se conseguiría a 10 pesos, ahora admitió que hay "mucha confusión" entre los panaderos sobre hasta cuándo deberán bajar los precios y en cuáles franjas horarias, aunque estimó que la medida se aplicará sólo hasta que "se estabilicen los precios".

Lo curioso es que el dirigente de los panaderos porteños habló como si ese sector de la economía fuese estatal, y no privado.

Los panaderos recibieron la orden del secretario de Comercio Interior para que bajen el precio del pan a 10 pesos, en medio de un aumento en los costos de producción por la disparada y posterior volatilidad en el precio de la harina.

Alvarez y el titular de la Federación de la Industria Panaderil de la Provincia de Buenos Aires, Emilio Majori, habían garantizado que a partir de este jueves se podría conseguir el pan de cuatro a cinco piezas a 10 pesos el kilo, pero otra vez no pudo ser.