Como es costumbre, la presidenta pronunció un interminable discurso en el cual le pidió a Estados Unidos reconocer al gobierno electo de Venezuela pero nada dijo del escándalo
La presidenta Cristina Fernández pronunció uno de sus habituales discursos semanales en el cual eludió olímpicamente aludir al escándalo de presunta corrupción por el lavado de dinero que involucraría a su empresario más cercano, Lázaro Báez, y a su fallecido marido Néstor Kirchner.
En un discurso de casi una hora, Cristina machacó en la necesidad de reconocer a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, y le reprochó a Estados Unidos que no haya reconocido aún al gobierno surgido de una votación venezolana que sigue siendo cuestionada por la oposición venezolana, y que en una marcha realizada hoy dejó al menos 7 muertos.
La presidenta consideró que el triunfo de Maduro se produjo en "elecciones transparentes y limpias" en Venezuela. "Me atrevo con mucha humildad pedirle al Gobierno de Estados Unidos que reconozca al Gobierno de Venezuela tras elecciones transparentes y limpias", sostuvo la mandataria, que además advirtió que "no se puede convalidar el uso de la violencia porque alguien perdió una elección", indicó.
"Afortunadamente el gobernador (Henrique) Capriles desistió de la marcha programada para mañana. Me parece un acto sensato, patriótico... se lo agradecemos desde la Argentina", señaló.
El kirchnerismo tuvo un susto de proporciones porque Maduro casi pierde las elecciones en Venezuela, lo cual hubiese representado un giro en el permanente apoyo que el petróleo venezolano brinda a la polémica gestión en materia energética que lleva adelante la Argentina.