Tal vez por el efecto Papa Francisco, la jefa de Estado aclaró: "No podemos tener la soberbia de pensar que nunca nos equivocamos", durante un acto en Morón por el golpe del 76
El efecto del Papa Francisco parece que está cambiando los ánimos altaneros del gobierno nacional, a tal punto que la propia presidenta Cristina Fernández buscó mostrarse humilde en un acto, algo inédito.
En un mensaje conciliador, y con un llamado a la "aceptación en la diversidad", la presidenta Cristina Fernández exhortó a "no tener la soberbia de pensar que nunca nos equivocamos".
"No podemos tener la soberbia de pensar que nunca nos equivocamos", dijo la mandataria al inaugurar el espacio Mansión Seré para la "investigación e interpretación" de la historia reciente, que funcionará en el que fue un centro clandestino de detención de la última dictadura cívico-militar.
"Los que más responsabilidad tienen para que la transformación siga adelante son los que están convencidos de esta transformación. Tienen la obligación de ser los más comprensivos, los más inteligentes, los más tolerantes", señaló.
"Bueno, tolerancia no, aceptar es la palabra adecuada", advirtió.
"Quiero decirle a los 40 millones de argentinos que la patria es de todos y necesitamos que todos puedan tener los mismo derechos", expresó en un discurso en el que llamó a la "libertad" y a la "igualdad".
"Necesitamos esta maravillosa libertad en la que todos pueden decir lo que quieren y lo que piensan. También vamos a luchar por más igualdad. Por los que menos tienen, por los más pobres, para estar allí junto a ellos. Ese es el mandato de los 30.000 desaparecidos", reclamó en el acto en el que recordó el Día de la Memoria, que se conmemora el próximo domingo.
"No les voy a dar el gusto", aclaró la mandataria, que suele lanzar chicanas a diestra y siniestra.
Con ese mismo tono, la Presidenta agregó: "Hay algunos que quieren que nos peleemos: no les voy a dar el gusto, nos vamos a entender los argentinos de una buena vez por todas".
"Lo maravilloso es reconocerse en la diferencia porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza pero nos hizo a todos diferentes. Esto es la condición humana, la diversidad, la aceptación de esa diversidad y esa pluralidad. Ahí está la clave para que nunca más vuelva a ocurrir el desencuentro en los argentinos", expresó.
El acto fue en la Casa de la Memoria y la Vida, ubicada en Santa María de Oro 3530, en Morón, provincia de Buenos Aires.
Allí funcionó entre 1977 y 1978 uno de los centros clandestinos de detención y tortura más importantes de la zona oeste del conurbano.