A primera hora del domingo Francisco celebró una misa en una parroquia dentro del Vaticano donde luego se mezclo con los fieles que lo saludaron
Nuevamente el Papa Francisco volvió a demostrar su sencillez y cercanía con los fieles al romper el protocolo y reunirse con las personas que asistieron a la misa que celebró este domingo en la pequeña parroquia de Santa Ana, dentro de los muros del Vaticano.
Estrechó manos, besó y acarició a los fieles. Para todos tuvo unas palabras de aliento y les pidió que recen por él. Todo en un ambiente de extrema cordialidad.
"Son casi las 10. Tengo que ir a la misa. Me están esperando", aseguró, antes de entrar a la iglesia
La pequeña parroquia de Santa Ana, dentro de los muros del Vaticano, se llenó de fieles en esta misa previa a la segunda aparición pública del Papa desde su proclamación el pasado miércoles como primer pontífice latinoamericano de la historia.