La agrupación todo terreno del gobierno se tomó revancha. Aprovechó un acto público para abuchear al gobernador enfrentado con la Casa Rosada. Una muestra de lo que viene
El gobernador cordobés, José Manuel de la Sota, fue el blanco de la agrupación La Cámpora, el grupo de miles de militantes a sueldo que se ocupan del trabajo sucio del gobierno, como defenestrar a los opositores.
De la Sota llegó tarde al acto oficial que se celebra por los 200 años de la batalla que lleva el nombre de esa provincia, y cuando fue distinguido como huésped de honor, recibió la reprobación de todoterreno de La Cámpora, organización que conduce desde las sombras Máximo Kirchner. De la Sota, quien le reclama una suma millonaria a la ANSeS, padeció abucheos, silbidos y cánticos hostiles durante el acto que reunió a varios gobernadores en la capital provincial para conmemorar el bicentenario de la Batalla de Salta, por la cual se decretó feriado por única vez.
Ocurrió cuando el mandatario local, Juan Manuel Urtubey, entregó a su par cordobés, sentado en la primera fila de la ceremonia entre el tucumano José Alperovich y el riojano Luis Beder Herrera, un documento con el decreto que lo declaraba –como al resto de los gobernadores presentes- huésped de honor.
Allí, los siempre listos militantes rentados de La Cámpora, La Güemes y Corriente Peronista –todos alineados con la Casa Rosada- cargaron contra el cordobés: hubo pitidos, insultos y fuertes gestos de reprobación.
“Che gorila, che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, que quilombo se va a armar”, corearon los militantes durante unos segundos.
Al gobernador de la provincia mediterránea se lo vio incómodo, como si se quisiera retirar.
Luego se supo que decidio no quedarse al almuerzo previsto para los mandatarios y, en cambio, volver a su provincia, apenas a dos horas de haber llegado a Salta.
De la Sota había llegado tarde al acto, con lo que evitó mostrarse con el vicepresidente Amado Boudou, quien representó al Gobierno en la ceremonia y ofició de orador central.
Durante toda la mañana se especuló con la posibilidad de que Boudou pudiera ser objeto de reprobaciones por parte del público, como sucedió semanas atrás en Santa Fe, pero el blindaje policial y de la militancia buscó impedirlo.