Murió en batalla en 1485 y se lo consideró uno de los más siniestros de la historia inglesa, inmortalizado en las obras de Shakespeare
En una hecho insólito y espectacular, un esqueleto hallado en un estacionamiento de Leicester (centro de Inglaterra) resultó corresponder al del rey Ricardo III, muerto en 1485 en el campo de batalla e inmortalizado por Shakespeare.
El arqueólogo Richard Buckley, quien encabezó la investigación, dijo que "la conclusión académica de la Universidad de Leicester es que, más allá de toda duda duda razonable, el individuo exhumado en Greyfriars en septiembre de 2012 es efectivamente Ricardo III, el último rey de Inglaterra de la casa Plantagenet".
Los restos serán enterrados en la catedral de la ciudad.
Hasta ahora se sabía que el monarca había muerto en 1485 con las armas en la batalla de Bosworth Field, pero su cadáver nunca había sido hallado.
Algunos historiadores aseguraban que el rey reposaba en una capilla franciscana, destruida en el siglo XVI, y otros afirmaban que su cuerpo habría sido arrojado a un río.
A fines de agosto, expertos del departamento de arqueología de la universidad de Leicester habían iniciado las búsquedas bajo el suelo de un estacionamiento del centro de la ciudad, y en septiembre habían descubierto el cadáver bien conservado de un hombre, que presentaba sorprendentes indicios: una columna vertebral deformada y heridas que podían emparentarse con los golpes que se le infligieron en el campo de batalla.
William Shakespeare inmortalizó a Ricardo III como un tirano jorobado que hizo matar a dos sobrinos que le cerraban el paso hacia el trono de Inglaterra, inscribiendo en la historia su detestable reputación.