Una de las facetas más sorprendentes en la increíble carrera artística de Leonardo Favio fue su etapa como cantante, que empezó sorpresivamente a fines de los sesenta y que por muchos momentos fue su herramienta para poder vivir, especialmente durante la Dictadura militar, cuando se instaló en Colombia y desde allí recorrió todo el continente para llevar sus canciones tan personales.

Favio fue, como intérprete musical, al igual como actor y director, un autodidacta sin más formación que su talento natural y que siempre sintió que tuvo que demostrar sus capacidades.

Como autor compuso canciones que quedaron en la memoria colectiva de los argentinos y de muchos latinos, y allí donde demostró su cotidianeidad marcada por un fuerte sentimiento romántico, que muchos contemporáneos tomaron como referencias personales e hicieron suyos.

Toda unan generación se enamoró y justificó el dolor de un desengaño con sus canciones, además de convertirse en ícono de popularidad con ventas de discos que superaron el millón de copias.

"Fuiste mía un verano" y "Ella ya me olvidó" fueron esas canciones que trascendieron las épocas y hoy son aún éxitos sin tiempo.

Hace pocos días, el cantautor Palito Ortega recordó como tanto él, Favio o Sandro eran las estrellas de los famosos shows de carnales de esos años que llenaban estadios en San Lorenzo, Vélez o el club Comunicaciones.

Sus álbumes fueron "Fuiste mía un verano" (1968), "Leonardo Favio" (1969), "No juegues más" y "Vamos a Puerto Rico" (1971), "Favio 73" y "Hola che" (1973), "Era... cómo podría explicar" (1974), "Este es Leonardo Favio" y "Nuestro Leonardo Favio" (1977).

Después de esa etapa llegaron las antologías con "Hablemos de amor" (1978), "Aquí está Leonardo Favio" (1983), "Yo soy" (1985), "Te dejaré" (1990), "Antología musical" y "Un estilo" (1992), "20 de colección (1994), "Idolos de siempre" (1996), "Me miró" (1997), "Tesoros de colección I y II" y "De amor nadie muere" (2000), "Idolos de siempre" (2001) y "30 grandes éxitos I y II" (2010).