Foto: Gentileza Diario Clarín

La inseguridad mató a 122 personas en la Argentina solo en el área metropolitana, pero también dejó inválidas o con severas consecuencias a mucha gente, por lo que es valioso rescatar el testimonio del ex defensor Fernando "El Negro" Cáceres, baleado en la cabeza por asaltantes hace tres años y, tras perder un ojo, todavía lucha por volver a caminar. A tres años de aquella noche casi fatal, va a cuatro clínicas por semana para rehabilitarse, quiere volver a caminar y está convencido de poder lograrlo.

“Tengo que esperar, ser paciente. Lo importante es que tengo fuerzas. Veo que hago ejercicios y los músculos responden, de a poco. No me queda otra que recuperarme", dijo Cáceres al diario Clarín, y explicó que ya no le sirve "el rencor. Es algo que me pasó y listo. Sólo pienso en volver a caminar y en ser técnico de fútbol". El 1° de noviembre de 2009, Cáceres regresaba de Merlo con una mujer cuando un grupo de jóvenes (la mayoría, menores de edad), en un Fiat Siena robado, lo interceptaron en Gaona y Falucho, una esquina de Ciudadela.

Eran casi las tres de la madrugada y Cáceres andaba en su BMW. Le exigieron que frenara y él disminuyó la velocidad. Entonces le dispararon al menos dos veces.

Uno de los proyectiles ingresó por su ojo derecho y se le incrustó en la cabeza, por lo que debió ser operado y estuvo en coma.

Todavía le cuesta hablar. La indumentaria del jugador está intacta: en la remera manga larga que lleva puesta, de esas que se pegan al cuerpo, y en la bermuda y las zapatillas para correr. “Si no fuese por el fútbol, mi vida sería un aburrimiento total. No me recuperaría nunca más. O me fundiría, porque tendría que ir al cine todos los días”, dice.

Por una decisión de su ex esposa, Cáceres hace meses que no puede ver a sus tres hijos más chicos. Con ellos apenas puede hablar por teléfono. Antes de recibir a Clarín llamó a su único hijo varón. Hablaron de los partidos que juega con sus compañeros. El principal sospechoso de liderar la banda que lo atacó se llama Armando “Bebe” Romero. Víctima y acusado se criaron en el mismo barrio, la ex villa Carlos Gardel, en la localidad de El Palomar.