La pretensión de la presidenta Cristina Fernández de llevarse puestos a todos y todas encontró un escollo insalvable en la Auditoría General de la Nación, donde la oposición se unió para respaldar la continuidad del radical Leandro Despouy al frente de ese organismo clave de control sobre el Estado y los funcionarios.

Así, el intento del oficialismo por desplazar de un plumazo a Despouy se dio de bruces con una oposición que pareció encontrar una estrategia común para evitar un nuevo intento de avasallar las instituciones.

El entuerto había estallado hace una semana, cuando el diputado K Fabián Ríos, a cargo de esa bicameral Revisora de Cuentas, le informó a Despouy que su mandato como titular de la AGN había cesado en marzo de 2010, tras recibir una orden directa de Cristina Fernández.

El episodio generó costos políticos al oficialismo: todo el arco opositor cerró filas el martes en apoyo a la actitud radical de rechazar la embestida sobre Despouy, quien ejerce desde 2002 el cargo que la Constitución reserva al partido con mayor número de legisladores. Las formas, pero sobre todo el fondo de la jugada, despertaron a una oposición casi siempre en off side, que impidió un nuevo avance para desplazar a un hombre cuyas investigaciones venían molestando a un cristinismo acostumbrado a imponer la hegemonía.

El titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, aceptó un texto en el cual alude a la nota anterior donde la UCR sostiene que no modificará la titularidad de la AGN y a renglón seguido dice que “teniendo en cuenta esa continuidad” reconoce el mandato de Despouy. El fondo del conflicto es que la AGN tiene investigaciones sensibles en marcha, como el sospechoso manejo del saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo.

Despouy consideró que el oficialismo "dio un paso atrás en su intento de destituirme . Agradezco la defensa que hizo la UCR y el apoyo de las fuerzas opositoras y de entidades civiles".