Cuestionó la "intolerancia oficial" y la estrategia de que "al que no está de acuerdo se lo trate como enemigo". Las definiciones del Premio Nobel
El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel cuestionó la lógica y la praxis política del gobierno de Cristina Fernández que, a todo el que piensa distinto, lo considera un "enemigo".
"Creo que hay un alto grado de intolerancia y de confrontación. Y esto no ayuda a la construcción democrática del país. Fíjese que la riqueza de un país está dada por la diversidad. Nunca por la uniformidad. Y es muy importante que los ciudadanos escuchen diversas voces, como corresponde en una construcción democrática", sostuvo en diálogo con Perfil.
Consideró que "no es posible llegar a la intolerancia porque entonces se levantan muros y se dividen las aguas como si todo tuviera que ser blanco o negro".
"El Gobierno tiene la obligación de escuchar las voces del pueblo. De no ser así, estaremos entrando en un callejón sin salida en el que o se piensa como dice el Gobierno o el ciudadano se convierte en un enemigo", dijo Pérez Esquivel.
El Premio Nobel de la Paz sostuvo que "el pueblo no es un enemigo. Podemos escuchar distintas voces, distintos criterios, y deben ser oídos. Por eso siempre digo que no entiendo por qué los pueblos tienen que honrar a sus gobernantes cuando son, en cambio, los gobernantes los que deben honrar al pueblo a través de las acciones y la construcción democrática".
"Lo que le estoy diciendo tiene mucho que ver con esa convocatoria del jueves pasado, que ni siquiera fue una marcha. Una concentración de gente que salió a la calle por su cuenta. Y esto no estuvo organizado por ningún partido político. Se sumaron voces diversas, incluso contradictorias", señaló.
"Estoy de acuerdo con que la gente salga a manifestarse en una acción democrática. No veo tampoco por qué tanto alboroto porque la gente salió a la calle. Siempre salimos a la calle. Yo no estuve en esa oportunidad pero respeto a la gente que salió a la calle y manifestó. Me parece que esto es válido. Ahora bien, querer denigrar o descalificar porque la gente salió... Eso no es bueno para la democracia", alertó.