Si bien inicialmente hubo dudas sobre su salud, el metalúrgico aceptó conducir la central obrera que estará cercana al gobierno y enfrentada a Moyano. Su actitud cayó mal en algunos gremios
Tras varias idas y vueltas, el metalúrgico Antonio Caló finalmente ratificó su intención de liderar la CGT alineada con el Gobierno.
Lo hizo tras los rumores sobre un alejamiento de la conducción por problemas de salud, y por las presiones que sufrió de parte de los denominados gremios 'Gordos' para que tomara una decisión.
"Hice un comentario en una mesa de amigos -sobre que tiene problemas de presión- que se malinterpretó", dijo el gremialista en declaraciones a radio Mitre.
"Estamos en pie. Vamos a seguir trabajando", agregó el dirigente cercano a la Casa Rosada.
Y reconoció: "Tuve un pico de presión por excederme en las comidas".