El jefe de Gobierno salió a hacer definiciones sobre el tema del momento que angustia a cientos de miles de argentinos endeudados en dólares, acorralados por la trampa cambiaria
En línea con lo que vienen advirtiendo economistas como Juan José Llach, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, alertó hoy que el problema económica que padece la Argentina y obligó a poner el cepo cambiario "no el dólar sino la inflación".
Macri le recomendó a la presidenta Cristina Fernández implementar un plan o dar señales contundentes al mercado de que está dispuesta a poner en marcha un plan antiinflacionario, algo que el gobierno se niega a aplicar.
El líder del PRO sostuvo "lo que tiene que hacer el Gobierno es bajar la inflación", pero la Presidenta no habla del tema y tampoco de otras controversias que le quitan el sueño a los argentinos, como la inseguridad y la corrupción, y se limita a hacer actos de revisionismo histórico, como el que hizo ascender a general al caudillo Felipe Varela.
La realidad de los argentinos parece ir por un lado y la agenda de la Presidenta por el otro, en una disociación que se hace cada vez más notoria.
Preocupa, además, a los operadores del mercado la influencia cada vez más notoria que Guillermo Moreno tiene sobre la mandataria, a la cual hasta se animó a apuntarle lo que debía decir en el último viaje a Angola.
La Argentina ya tuvo experiencias nefastas en los 70 cuando José López Rega, entonces ministro de Bienestar Social, se convirtió en los ojos y los oídos de una vapuleada Isabel Perón, en una experiencia que terminó en catástrofe.
La diferencia política entre Cristina e Isabel es abismal, según todos los observadores políticos, por eso llama la atención que la jefa de Estado se esté dejando influir un un círculo cada vez más pequeño de funcionarios de confianza, como Moreno, Axel Kicillof y Carlos Zannini, mientras prácticamente no recibe a otros ministros, que podrían aportar algunas ideas, y desplazó de eje de la mesa chica a Julio De Vido, quien acompaña a los Kirchner desde hace décadas.
Tampoco la presidenta del BCRA, Mercedes Marcó del Pont tiene voz y mucho menos el ministro de Economía, Hernández Lorenzino, quienes en un tema clave como el de la crisis cambiaria quedaron marginados.
Macri también dijo que "le recomendaría al Gobierno que intente callar un rato a (el senador) Aníbal Fernández. Va a ser bueno para ellos", al encabezar el lanzamiento de un programa de prevención para personas en situación de calle.