Un joven que fue baleado en un intento de asalto y quedó gravemente herido enfrenta la posibilidad de la muerte al negarse por razones religiosas a recibir una transfusión de sangre y en una decisión que la justicia avaló.

Pablo Albarracini, de 38 años, está internado en estado "muy grave" y es Testigo de Jehová, por lo cual ya firmó un testamento que le prohíbe recibir una donación de sangre.

Albarracini se dirigía rumbo a su trabajo como todas las mañanas cuando fue interceptado por dos ladrones, de unos 13 años, que se subieron a su auto, lo encañonaron, lo obligaron a manejar y, luego de un forcejeo, recibió cinco disparos, uno de ellos en su cabeza.

El joven está desde el 4 de mayo en estado de coma y, como parte del tratamiento que necesita para sobrevivir, es imperioso que se realice una transfusión de sangre, práctica que, al tratarse de un Testigo de Jehová, está prohibida.

Por ese motivo se desató una batalla legal entre su padre, que recurrió a la Justicia para que avalen el procedimiento, y su mujer, también de esa religión, que acudió ante la ley para impedirlo.