Con excelente puntualidad, la presidenta Cristina Kirchner comenzó su discurso en la Asamblea legislativa a las 12:00 en punto y se extendió hasta las 15:14 donde recorrió parte de su gestión, valoró logros y recordó al ex presidente Néstro Kirchner. En una primer parte que casi se llevó una hora expuso los logros económicos de su gestión con mucha datos estadísticos y luego se fue metiendo de poco en los temas de fondo y que los legisladores y la opinión publica esperaban escuchar.

La segunda hora fue dedicada a dos temas de mucho peso como fue la Tragedia de Once y luego, en el momento de mayor vehemencia contra al decisión del jefe de Gobierno porteño y su rechazo al traspaso del subte.

También se paseo por los temas de comercio exterior y dedicó importantes minutos al tema de importaciones, como así también al tema ganadero y subsidios.

Para la parte final( casi 80 minutos) dejó temas referentes a los Derechos Humanos, un importante tramo a enojarse con los docentes, cambios en algunas leyes financieras y en análisis de cambios en los Códigos civiles y comerciales, unificando criterios.

En la recta de despedida, cuando se armaban apuestas por cuento duraría al exposición, fue el turno del tema YPF , Islas Malvinas y recuerdo al su esposo fallecido.

Con muchos apuntes, que a veces se le perdieron, pero con su habitual impronta y dominio de escena, la presidenta se convirtió en la Hugo Chávez de Argentina , en el tema de dar extenso discurso públicos.

Se emocionó hasta las lágrimas en tres oportunidades, una cuando señaló que a veces duda " en seguir" ante tantas criticas, el segundo cuando leyó en un diario sobre la lucha de Kirchner por los DD.HH y al final al volver a recordar con emoción a su marido.

En varias oportunidades freno a los barras: "déjeme hablar chicos, por favor", detuvo chiflidos para opositores y hablo con sus ministros, el vice presidente Boudou y algunos legisladores.

En un tramo valoró al presencia en el Congreso del ex juez español Baltazar Garzón y pidió un aplauso para él.

En el primer año desde 2009 sin la presencia del ex vicepresidente Julio Cobos, el clima en el recinto fue distendido y de clima militante y de fiesta.