Durante siglos sirvió como faro para navegantes, pero ahora se está achicando. Cada año pierde una masa equivalente nada menos que a la de la Tierra
El universo está cambiando y en la mayoría de los casos no es para bien.
Tras 160 años de observaciones, los astrónomos descubrieron que la Estrella Polar se achica y cada año pierde una masa equivalente, nada menos, que a la de la Tierra.
Se denomina Estrella Polar a la estrella visible a simple vista que se ubica en la bóveda celeste de manera más próxima al eje de rotación de la Tierra o polo celeste.
Por convención, con el término de estrella polar se hace referencia a la estrella más próxima al polo norte.
Por efecto de la precesión de los equinoccios, los polos celestes se desplazan con relación a las estrellas alrededor del polo de la eclíptica y, en consecuencia, la estrella polar en cada hemisferio no es la misma a través de los años.
La novedad es que, para medir el volumen de la estrella, los especialistas tomaron el 'pulso' del astro.
Detectaron que la Estrella Polar se hace un poco más opaca o brillante durante un ciclo de unos cuatro días.
La Estrella Polar está formada por el gas que rodea su núcleo donde se libra la síntesis nuclear, y cuando la gravedad atrae el gas externo hacia dentro, la estrella se hace con una capa no transparente por debajo de su superficie, y como resultado la brillantez del cuerpo celeste disminuye.
Cuando por debajo de esta capa se acumula la radiación, esta empuja la capa opaca, recalentándola y haciendo que se ensanche, hasta que esta llega a volver a ser transparente. La estrella se hace más grande y más brillante, hasta que las capas exteriores de nuevo sean atraídas hacia el núcleo.
Los científicos determinaron que la pulsación de la Estrella Polar cada año disminuye unos 4,5 segundos. Esto permite suponer que la estructura de la estrella va cambiando.
La distancia a la Estrella Polar podría resolver la incertidumbre. Una pulsación del brillo más compleja significaría que el astro es más brillante y está alejada de la Tierra a 425 años luz; si esta es más simple, está a unos 325 años luz.
Los astrónomos todavía no disponen de los datos precisos pero están seguros de que algo está cambiando, y no precisamente para bien.