Como le había ocurrido a Obama y a Sarkozy, el presidente español se fue de boca y todo el mundo se enteró de lo que realmente piensa sobre la reforma laboral en su país
No será la primera vez, ni seguro la última, en que un micrófono abierto traiciona a una líder político. Ahora le tocó el turno al presidente español, Mariano Rajoy, quien fue escuchado por medio mundo mientras le decía al primer ministro holandés, Mark Rutte, y al finlandés, Jyrki Katainen, que la reforma laboral tendrá un alto costo político.
"La (reforma) laboral nos va a costar una huelga", admitió amargamente Rajoy en el marco de la cumbre europea.
También se quejó de su antecesor, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, a quien acusó de dejar "una herencia muy complicada" al Partido Popular.
El gobierno español prevé lanzar una reforma del mercado de trabajo para ver si puedo encontrarle la vuelta al hecho de que España padezca un desempleo récord, que supera los 5 millones de personas sin trabajo.