Son 45 videos que filmaron tres horas del alunizaje realizado en julio de 1969. El organismo de Estados Unidos dice que los busca y no los encuentra. Crecen las sospechas
Si algo les faltaba a los escépticos, recelosos y demás amantes de las teorías conspirativas era esta noticia: la NASA no encuentra los videos originales de su primer descenso en la Luna, aquel de la recordada frase "un pequeño paso para el hombre, un salto gigante para la humanidad".
Aunque suene increíble, no quedan rastros de la filmación de el quizá más recordado viaje espacial. Ahora, un equipo de expertos, encabezados por veteranos de las misiones Apolo, busca desde hace meses entre los miles de archivos que la NASA mantiene a lo largo de los Estados Unidos. Aunque se resisten a concluir que se perdieron, admiten que están desorientados y sin pistas firmas que seguir.
La historia es conocida, pero sólo hasta cierto punto. Mientras Neil Armstrong se preparaba para dar su "pequeño paso" en julio de 1969, se encendió una videocámara para transmitir las imágenes a la Tierra. Millones de televidentes se emocionaron cuando su bota dejó una huella en el suelo lunar.
Pero lo que muy pocos sabían es que las tres horas de video del Apolo 11 eran de una calidad muy superior a las que difundió la televisión. Más precisa y de menor contraste, sin ese resabio de vidrio empañado con las que todos recuerdan aquella transmisión.
Lo que ocurrió fue que el envío desde la superficie lunar se hizo en una frecuencia muy baja, llegó a tres centros de recepción -uno en California, Goldstone, y dos en Australia, Parkes y Honeysuckle Creek- y allí mismo se grabó en la frecuencia habitual de televisión del modo más simple.
Los ingenieros apuntaron una cámara de televisión directamente al monitor que mostraba las imágenes a medida que se recibían desde el espacio. La filmación resultante se envió al Centro Espacial Houston y de allí al mundo.
Los ingenieros de la NASA que vieron las imágenes originales sabían lo que el resto del mundo se perdió. Pero nunca se debatió si debían difundir la filmación porque el viaje en sí resultó un éxito. Las cintas se archivaron y, aunque resulte insólito, pasaron al olvido.
Más de 30 años después
Sólo más de tres décadas después, cuando el presidente George W. Bush anunció en 2004 el interés de los Estados Unidos en establecer una estación permanente en la Luna, la NASA sospechó que las imágenes podrían ser de valía. Pero ¿dónde estarían?
Para entonces la búsqueda ya había comenzado, dos años antes, de manera informal. Pero luego se convirtió en una cacería por los depósitos. Meses después, no quedan pistas. "Quizá descubramos las grabaciones mañana o quizá lleguemos a un punto en que concluyamos que no podemos hacer nada más. Ahora, diría que nuestras chances son un misterio", reconoció el especialista Richard Nafzger, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard.
El director del equipo que durante 5 años diseñó la cámara que transmitió desde la Luna, Stanley Lebar, integra la búsqueda. Al igual que Nafzger, es un veterano de 81 años que sabe que las apuestas van en su contra y se lo recrimina. "Todos comprendimos la importancia de lo que hacíamos, así que deberíamos habernos asegurado que la filmación estuviera a salvo en un lugar seguro", comentó.
Quizá alguien se llevó todo a su casa. Pero Lebar le teme más al paso del tiempo: muchos de sus colegas que podrían saber dónde están las cintas están ya muertos o desmemoriados. Y aun si las encuentran, las cintas bien podrían estar deterioradas.
Para Nafzger y Lebar sí quedó claro ya que las pistas van y vuelven a Goddard, el centro científico más grande de la NASA. Allí trabajan cientos de científicos, entre ellos una docena de argentinos, entre los que se destaca Mario Acuña, miembro del Laboratorio de Física Extraterrestre e investigador de la misión Mars Global Surveyor.
Nafzger y Lebar determinaron que unas 26.000 cajas de las misiones Apolo llegaron a Goddard a fines de los años setenta. Buscaron, pero nunca encontraron las 9 cajas que guardarían el tesoro de los 45 videos de aquel primer alunizaje.
La pérdida de la filmación encarna, claro está, una situación vergonzosa para la NASA. Por su propia imagen y por todo lo que ahora tienen para decir los amantes de las teorías conspirativas, que afirman con toda seriedad que jamás se llegó a la Luna.
"Una de dos variantes es la verdad. La primera es que no quieren que se vean las cintas y entonces las «perdieron»", dijo a La Nación Don Smith, uno de los responsables del portal de Internet que difunde el "documental" más visto y polémico sobre "por qué es todo mentira": www.moonmovie.com. "Una revisión de esas cintas demostraría que fue todo una farsa", afirmó.
La segunda variante, desafió Smith, es casi agresiva: "Son tan incompetentes que no pueden ni siquiera guardar las cintas. Y si son tan incompetentes, ¿cómo podrían ser a la vez ser lo suficientemente competentes como para ir a la Luna y volver?".
La NASA confía, de todos modos, en que algo salga a la luz. Ya antes, en septiembre de 2001, encontraron una cinta de audio de aquel alunizaje en Houston. Estaba en malas condiciones, pero pudo ser recuperado. Por ahora, siguen buscando.