José Luis Cabezas supo desde joven que iba a sacar fotografías. Sus fotos aún hoy se recuerdan por el valor que han tenido. Su asesinato conmovió a todos y aún sigue vigente
José Luis Cabezas, asesinado hace casi 10 años, fue un hombre que según sus padres Norma y José "amaba lo que hacía", que era sacar fotografías, una pasión que,
paradójicamente, lo condenó a la muerte.
Las fotos de Cabezas aún se recuerdan por su manera de reflejar a los personajes a los que retrataba para la revista Noticias, donde trabajaba, y para quien estaba cumpliendo tareas la trágica noche del 25 de enero de 1997.
Fanático de Independiente, José Luis había nacido en el seno de una familia humilde y trabajadora de Avellaneda, que conformaron el matrimonio de José y Norma Marotti. Al tiempo llegó su hermana Gladys.
Tuvo tres hijos: María Agustina (17 años), Juan (15) y Candela (10), de dos parejas diferentes.
El fotoperiodismo lo capturó para siempre y desde hacía varias temporadas cubría la zona de Pinamar, junto al periodista Gabriel Micchi.
Se hizo conocido por ser la primera persona que puso al descubierto el hasta entonces fantasmal rostro del empresario Alfredo Yabrán.
La revista para la que trabajaba publicó una recordada tapa en la que se lo ve a Yabrán caminando por la playa junto a su esposa, producto de la lente de Cabezas.
Sus últimas horas las pasó en la fiesta de cumpleaños del empresario Oscar Andreani, sin saber que afuera lo estaban esperando un grupo de policías y civiles que lo iban a secuestrar, golpear y matar, para luego calcinar su cuerpo en una cava de
General Madariaga.
Luego de su aberrante crimen, sus ojos y su imagen se multiplicaron en actos, marchas y pedidos de justicia al grito de "Cabezas, presente", que se convirtió en himno durante gran parte de los finales de los 90.
"Así no gane un mango, yo voy a seguir sacando fotos", les dijo el último 31 de diciembre de 1996 a sus padres y familiares cuando el nuevo año llegaba. Toda una definición para una manera de vivir y sentir.