La policía británica cree tener en la mira a la persona que mató, con polonio radioactivo, al ex expía de la KGB, Alexander Litvinenko. El asesino usó identidad falsa
La policía británica cree haber identificado al hombre que supuestamente envenenó con polonio 210 radiactivo al ex espía ruso Alexander Litvinenko.
Según el diario «The Times», las cámaras de CCTV instaladas en el aeropuerto internacional de Heathrow, cerca de Londres, captaron su imagen cuando entraba en el Reino Unido.
Los amigos de Litvinenko afirman que se trata de un sicario del Kremlin que desapareció sólo horas después de administrar una dosis mortífera de polonio al ex espía.
El individuo llegó a la capital británica con un falso pasaporte de la Unión Europea y supuestamente echó el veneno en una taza de té que preparó para Litvinenko en una habitación de hotel londinense.
Litvinenko pudo dar al parecer detalles sobre el asesino a los detectives de Scotland Yard que lo entrevistaron en el University College Hospital donde fue internado y en el que murió el 23 de noviembre de 2006.
Según «The Times», la Policía ha decidido no publicar fotos del presunto asesino tal y como le captaron las cámaras del aeropuerto.
El periódico le describe como un hombre alto y fuerte, de algo más de 30 años, con pelo negro y corto y facciones típicas de alguien oriundo de Asia central.
Llegó a Londres, según se cree, en el mismo vuelo que Dimitri Kovtun, hombre de negocios ruso que está siendo investigado actualmente por tráfico de material radiactivo relacionado con el complot para asesinar a Litvinenko.
Según Oleg Gordievsky, ex agente del KGB y amigo del fallecido, el supuesto sicario utilizó un pasaporte lituano o eslovaco, no se registró bajo ese nombre en ningún hotel londinense y salió luego del Reino Unido con otro pasaporte de la UE.
De acuerdo con fuentes policiales citadas por el periódico, Litvinenko visitó una habitación del cuarto piso del hotel Milleninium, para hablar de negocios.
Fue allí con el citado Kovtun y otro ex agente ruso llamado Andrei Lugovoy, a quienes se unió luego una cuarta persona, el supuesto asesino, que respondía al nombre de «Vladislav».
Gordievsky declaró a «The Times» que el tal «Vladislav» se presentó como alguien que podía ayudar a Litvinenko a conseguir un lucrativo contrato con una empresa de seguridad basada en Moscú. Litvinenko se acordó de que ese individuo le preparó una taza de té.
Su sospecha, expresada antes de morir, es que el agua de la tetera estaba tibia y que se añadió polonio-210, que calentó la infusión gracias a las radiaciones de forma que Litvinenko creyó que estaba tomando realmente una taza de té.
La habitación del hotel donde Litvinenko creía que le habían envenenado y que muestra al parecer la mayor concentración de polonio 210 de los doce lugares de Londres donde se han encontrado trazas de ese elemento, sigue precintada por la policía.
Lugovoy y Kosvtun fueron interrogados el mes pasado en Moscú por Scotland Yard, que ha solicitado permiso para regresar a Rusia y continuar allí la caza del sospechoso.
La respuesta de las autoridades rusas es que los agentes británicos tendrán que esperar a que un equipo de investigadores rusos complete su propia investigación.
Las autoridades británicas temen, según «The Times», que los investigadores rusos utilicen su estancia en Londres para perseguir a los enemigos del presidente Vladimir Putin que viven aquí.
Al menos una docena de ex ejecutivos de la petrolera Yukos, cuyos activos confiscó el Kremlin, han buscado asilo en Gran Bretaña, y la justicia británica ha rechazado ya tres demandas de extradición presentadas por las autoridades rusas.
Según «The Times», se cree que todos ellos figuran en la lista de personas a las que quieren interrogar los investigadores rusos en relación con el envenenamiento de Litvinenko.