Miles de personas opuestas al plan de austeridad que propone el Gobierno italiano se autoconvocaron a un paro general. "El país no se merece un plan así", declaró la secretaria general del principal sindicato, Susanna Camusso, antes de sumarse a los manifestantes.

La huelga, que durará ocho horas, ya provocó perturbaciones en varios sectores, como los transportes. Así, se cancelaron o atrasaron vuelos de aviones o salidas de trenes, autobuses y metros. Además, varios lugares turísticos, como el Coliseo o el Foro Romano, estaban cerrados al público.

Las nuevas medidas de austeridad adoptadas por el gobierno conservador de Silvio Berlusconi el 12 de agosto son consideradas "injustas" por la CGIL, ya que afectan sobre todo a los trabajadores.

El plan responde a los pedidos de los socios europeos y del BCE, que condicionó el apoyo a Italia mediante la compra de obligaciones del Estado a la aprobación de nuevas medidas de austeridad.

La CGIL, que cuenta con 5 millones de inscriptos, muchos de ellos pensionistas, prepara una serie de contrapropuestas para modificar el plan, que introduce entre otras una serie de reformas del mercado laboral y fomenta las privatizaciones de los servicios públicos.

Hoy la Cámara alta del Parlamento, el Senado, debatirá el plan de ajuste por 45.500 millones de euros (64.000 milones de dólares) anunciado el mes pasado para intentar calmar los temores en el mercado de un impago de la deuda pública.

El gobierno revisó la semana pasada algunas partes del plan, abandonando el "impuesto de solidaridad" a la mayores fortunas o reduciendo los recortes de fundación a los gobiernos regionales.

El ministro de Economía, Giulio Tremonti, dijo que la pérdida de ingresos por el recaudo del impuesto solidario será compensado por una lucha más decidida contra le evasión fiscal.

El paquete pretende también persuadir al Banco Central Europeo de la fortaleza italiana y de su deuda, ante el miedo de contagio de la crisis de deuda de Grecia.

Los analistas habían advertido que la tercera mayor economía de la eurozona no podría sostener el nivel actual de deuda.