En el 64% de los casos, es la mujer la que manifestó que no quería o no podía ser penetrada. Unod e los grandes problemas es que "el matrimonio blanco" anula ser padres
Los matrimonios no consumados, en los que no hay penetración vaginal por un tiempo prolongado después del casamiento, se dan más de lo que se piensa en el país.
Según una estadística del Centro de Educación, Terapia e Investigación en Sexualidad (CETIS), unas 80 mil parejas argentinas están atravesadas por este problema sexual. El CETIS monitorea el tema desde hace 21 años y ya evaluaron 453 casos.
En el 64% de las historias, fue la mujer la que manifestó que no quería o no podía ser penetrada.
Algunos matrimonios guardan el "secreto" durante mucho tiempo y lo sufren, pero en silencio. Otros, van a consultar recién cuando desean tener hijos y se dan cuenta de que, sin penetración, es imposible. Pero también están los que terminan con la anulación del matrimonio.
El conflicto de base es que "el matrimonio blanco" no sólo bloquea la sexualidad de la pareja sino también el acceso a la maternidad y paternidad. Eso precipita la visita al especialista.
Según Juan Carlos Kusnetzoff, médico sexólogo y director del Programa de Sexología del Hospital de Clínicas, tanto en su consultorio como en el hospital las consultas por este tema crecieron alrededor del 15% en la última década. "Es un tema difícil de tratar. Las parejas vienen con vergüenza, muy incómodos", señala Kusnetzoff.
¿Cuál es el disparador del acuerdo de no penetración? "Hay causas individuales que en la mujer pueden definirse como vaginismo , que es la contracción involuntaria de los músculos de la vagina, y la dispareunia , que es el dolor en la penetración. En el hombre se manifiesta con la eyaculación precoz y la disfunción eréctil . En ambos pueden presentarse fobias sexuales", responde León Gindín, sexólogo y titular del CETIS, y autor de un libro sobre el tema junto a Cristina Fridman, consultado por el diario Clarín.
Aunque el "problema" lo tenga uno de los integrantes, ambos validan el síntoma, se acoplan . Por eso el tratamiento, que en el 97% de los casos es efectivo, está apuntado a la dinámica de la pareja.
La ausencia de penetración en los momentos de intimidad de una pareja se vive como un pacto y los convierte en cómplices de una situación cuyo camino es el sufrimiento. Sin embargo, a pesar de que haya un acuerdo de no penetración, estos matrimonios tienen una sexualidad que incluye masturbación, juegos eróticos y caricias, lo que implica el goce. Silvina Valente, médica ginecóloga, sexóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), indica que en algunas parejas en las que no se da una relación sexual completa "es válida la práctica de sexo anal para evitar la penetración vaginal".
"En un plano inconsciente, la mujer piensa al pene como un taladro que la va a lastimar. En el varón se presenta el temor a la ‘vagina dentada', que le va a comer su pene. Para llegar a que un individuo experimente ese tipo de fobias sexuales hay que indagar en su educación, en la relación con su padre y su madre, en sus convicciones religiosas, que pueden ser extremas", suma Elizabeth Rodríguez Floccari, psiquiatra y miembro de la (SASH). E insiste: " La educación sexual en la escuela es una herramienta fundamental . La información debe ser clara, real y acorde a la edad. Hay mucho desconocimiento del propio cuerpo, sobre todo en las mujeres".
En una sociedad altamente erotizada, en la que se valora a mujeres y varones de alto rendimiento sexual, hay lugar para preguntarse si los miembros de un matrimonio no consumado tienen relaciones por afuera de la pareja. La respuesta, coincidieron los especialistas, es no. Para Rodríguez Floccari, "es un acuerdo, un secreto compartido, y no es necesario satisfacer el impulso sexual en otros espacios".