Las autoridades iraquíes calificaron de inusual el episodio que reabre la polémica sobre las penas de muerte impuestas a los ex jerarcas del temible régimen iraquí
El medio hermano de Saddam Hussein y el ex director del Tribunal Revolucionario de Irak fueron ahorcados hoy antes del amanecer, dos semanas y dos días después de que el ex dictador iraquí fue ejecutado en una caótica escena que causó consternación a nivel mundial.
Al confirmar las ejecuciones, el vocero del gobierno iraquí Ali al-Dabbagh admitió que "en un raro incidente", la cabeza de uno de los acusados, Barzan Ibrahim, medio hermano de Saddam y ex director de los servicios de inteligencia, quedó separada del torso durante el ahorcamiento.
El otro ejecutado fue Awad Hamed al-Bandar, director del Tribunal Revolucionario.
Ambos, junto con Saddam, fueron declarados culpables de la matanza de 148 shiítas tras un intento de asesinato al ex dictador en el poblado de Dujail, al norte de Bagdad, en 1982.
El portavoz gubernamental dijo que entre las personas que presenciaron la ejecución figuraban un fiscal, un juez y un médico, y que todas las leyes y normas fueron respetadas durante el ahorcamiento.
Al-Dabbagh aseguró que "Nadie lanzó consignas o dijo algo que pudiese mancillar la ejecución. Ninguno de los acusados fue sometido a insultos".
Al parecer, el vocero formuló esas aclaraciones pues el ahorcamiento de Saddam fue considerado por muchos algo similar a un linchamiento púbico.
Los encapuchados que ejecutaron a Saddam se dedicaron a insultarlo y a burlarse de él, hasta que el ex gobernante los interpeló con tranquilidad diciéndoles que lo que estaban haciendo con él "no era propio de hombres valientes".
La escena fue registrada en la cámara de un teléfono celular y propalada a todo el mundo. En varias capitales árabes se consideró a Saddam un "mártir" que murió con dignidad.
El médico forense egipcio Fakhri Mohamed Saleh, dijo a la emisora de televisión árabe Al-Yazira que en las raras ocasiones en que un ahorcamiento deriva en una decapitación, eso se debe a que la soga usada es de mala calidad o que los ejecutores carecen de experiencia.
"Se trata de un grave error", señaló el médico forense.
"La ejecución consiste en poner fin a la vida de una persona, no torturarla. Por lo tanto, si se desea ejecutar a una persona en la horca, hay que traer una persona que tenga experiencia en la operación, que revise si la soga es apropiada, y no esté fabricada con fibras artificiales que pueden cortar el cuello", indicó.