El jefe de Gobierno buscará este domingo arrasar en el balotaje para quedar posicionado como presidenciable. El kirchnerismo quiere darle un buen piso a Cristina
Casi sin dudas, Mauricio Macri será proclamado hoy en las urnas como jefe de Gobierno porteño por otros cuatro años.
Las cifras que arroje el balotaje tendrán impacto nacional: es la penúltima elección -y una de las más trascendentes del año- que precede a las internas abiertas, simultáneas y obligatorias del 14 de agosto, el test clave que marcará el pulso de las presidenciales de octubre.
Macri, un dirigente anti-K de centroderecha, que amagó con desafiar a Cristina hasta último momento y que luego se inclinó por una decisión más conservadora para no poner en riesgo su distrito, enfrenta al kirchnerista Daniel Filmus, a quien ya derrotó en esta misma instancia en 2007. El senador corre bajo presión. Aunque a esta altura la Casa Rosada no le exige una victoria (su rival le sacó más de 19 puntos en la primera vuelta), necesita retener, al menos, el caudal electoral que cosechó en el primer desafío frente a Macri. En aquella segunda vuelta el líder de PRO obtuvo el 60,9% contra el 39,1% de Filmus.
Un porcentaje inferior, sería un golpe adicional para la Presidenta, justo una semana antes de la elección a gobernador de Córdoba.
No es el único fantasma que persigue al candidato. Hoy se verá si acertó con la estrategia de estas tres semanas campaña, en las que dirigió su discurso a los porteños que no fueron a votar en la primera vuelta (más del 25 por ciento del padrón) y a aquellos que amenazan con votar en blanco. Si la jugada le sale mal, Macri podría sacarle una diferencia abismal. El PRO se impuso por 836.608 votos contra 495.339. Están habilitados a sufragar 2.482.868 personas.
Claro que la estrategia del postulante de la Casa Rosada chocó de entrada con un paredón impensado: el que construyeron los intelectuales K, primero a través de una columna de Fito Páez en Página/12 y más tarde en un conciliábulo de Carta Abierta que alguien filtró en Youtube. Lejos de ser tolerantes con los habitantes de la Ciudad --y con el propio Filmus--, les cayeron con todo. El senador hizo lo que pudo para tratar de recomponer, hasta improvisó un slogan con el que cubrió carteleras y paredones ("Buenos Aires para todos"), pero en su entorno temen pagar algún costo por la polémica.
Porque hay que decirlo: no hay una sola razón por la que el macrismo se impuso en la primera vuelta. No es la gestión o, en todo caso, no es únicamente la gestión de estos años lo que llevó a Macri a trepar al 47% de los sufragios. Está claro que el espíritu antikirchnerista que es mayoría en la Capital Federal se concentró, casi con exclusividad, en la figura del jefe de Gobierno. Si a eso se le suman los errores no forzados del kirchnerismo y la poca expectativa que generaron otros referentes no macristas, puede visualizarse una idea más o menos acabada de lo que sucedió en el cuarto oscuro.
Acaso el único que pueda jactarse de haber realizado una tarea digna, aunque lejos del desempeño que había prometido cuando se bajó de la pelea presidencial, es Pino Solanas.
El líder de Proyecto Sur arañó el 13 % y por eso Filmus se entusiasmó con conquistar a su electorado.
Pero si esperaba un guiño del diputado, fracasó: Solanas criticó a ambos protagonistas y dio libertad de acción.
Macri se dedicó a "hacer la plancha" y recibió, sin ofrecer nada a cambio, el apoyo de Ricardo Alfonsín, Elisa Carrió y Eduardo Duhalde, tres que se anotan para suceder a Cristina. El jefe de Gobierno anunció que va a reunirse con ellos antes de octubre. Ninguno, sin embargo, debería ilusionarse demasiado. Macri, si es que bendice a alguno, lo hará con reparos.
Ya tiene en marcha plan propio para 2015 . Por decisión pero también porque la Constitución le impide ir por un tercer mandato.
Como en la primera vuelta, en el camino al balotaje no hubo debate por TV. Filmus lo buscó por todos los medios, pero el jefe de Gobierno se bajó. La excusa fue que Filmus "sólo quería agraviar". Palabras endebles.
El final de la campaña se vio teñido por una denuncia de Filmus contra Jaime Durán Barba, el principal asesor de Macri, al que responsabilizaron de haber encargado encuestas telefónicas para instalar la idea de que su padre, Salomón Filmus, era arquitecto y socio de Schoklender. Ninguna de las dos cosas son ciertas. La Justicia inició una investigación, cuyo resultado se conocerá cuando la elección sea historia. En el macrismo negaron todo tipo de cargos y contraatacaron: "Los que siempre han hecho campaña sucia son ellos".