Se trata de la ex Massuh, que será licitada con una base de u$s 24 millones. Un juzgado ordenó su venta al mejor postor para ponerla de nuevo en funcionamiento
El sueño de la estatización quedó en el olvido y la ex papelera Massuh, que funcionaría según el Gobierno en una cooperativa que funcionara con fondos públicos, finalmente será ofrecida a través de una licitación por orden de la Justicia.
Así lo determinó el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial Nº 13, que publicó un edicto convocando a realizar ofertas por las instalaciones de la planta de celulosa y papel ubicada en la localidad bonaerense de Quilmes, con una base de u$s 24 millones.
El establecimiento fabril está montado sobre un terreno de 342.559 metros cuadrados. Actualmente no se encuentra en funcionamiento. Pero además, quien se haga cargo de las instalaciones tendrá que resolver cómo desocupar a un grupo de personas que habitan en casillas precarias de madera y en algunos casos de material. El juzgado recibirá las ofertas hasta el próximo 9 de agosto, y la apertura de los sobres será un día después.
La decisión judicial llega a más de un año de la estatización y conformación de un fideicomiso que convirtió a la ex Massuh en Papelera Quilmes, por orden del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El fideicomiso estuvo conformado por la ANSeS, Nación Fideicomiso, el gremio y el propio Massuh. Moreno intentó así mantener a flote una compañía al borde de la desaparición. Había sido fundada por el ex presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) Héctor Massuh, encontrándose en concurso preventivo desde octubre de 1998. Fue, en su momento, una de las principales productoras de papel del país. Pero no pudo soportar un pasivo por u$s 249 millones (luego pesificados), en mayoría contra los bancos Nación, Provincia y Ciudad, y una deuda posconcursal de u$s 40 millones, según pudo saber El Cronista.
Moreno tampoco tuvo éxito con el fideicomiso, por el elevado déficit de la ex Massuh que llegó a perder alrededor de $ 4 millones por mes. Y por la decisión de la justicia de decretar la quiebra de la compañía.
Por ese motivo, el propio Moreno ordenó convertirla en una cooperativa, que tampoco prosperó. Por eso, el funcionario, cerró la papelera en julio del año pasado y hasta el día de hoy permanece sin funcionar.
Los trabajadores y la Federación de Obreros y Empleados del Papel siguen reclamando por la reapertura de la planta y denunciando "la ocupación de parte del predio por un asentamiento precario y la sustracción de elementos, materiales y el deterioro de las máquinas, por falta de mantenimiento".
El gremio apoya la decisión judicial al entender que es la única alternativa "para la reanudación de esa importante fuente de producción y trabajo nacional".
Muchos de los trabajadores de la ex Massuh fueron despedidos por orden de Moreno, quien al conformar la nueva cooperativa lo hizo con menos de la mitad de los 800 empleados que tenía Papelera Quilmes, quienes percibirán ingresos mensuales de $ 1.500. El resto del personal fue despedido o se acogió a un plan de retiros voluntarios.