Por Roberto Aguirre Blanco

Lionel Messi brilla y goza en Europa, donde desde hace seis años es una estrella rutilante del fútbol mundial cada vez con más ascenso y sin techo a la vista.

En ese escenario es común verlo feliz, sonriente, festejando y hasta distendido a pesar del nivel de presiones que significa jugar en el mejor equipo de fútbol del mundo.

Con Barcelona, desde la temporada 2005/6, no deja de festejar logros casi anualmente y en currícula personal ya ha sumado ocho títulos importantes de los cuales tres son de nivel internacional, además de los premios personales como dos veces mejor jugador del planeta.

La contratara no puede ser más evidente cuando se calza la camiseta del seleccionado argentino y los logros no llegan, los tiempos se acumulan en frustraciones y los gestos cambian a contrariedad y amargura.

De la ovación y el apoyo diario al cuestionamiento cotidiano cuando es llamado dese el sur de América y cruza el Atlántico.

Hay un gran talento que demuestra en ambos responsabilidades pero que en tierras catalanas ven su mejor versión y triunfante y en que en las tierras sudamericanas no logra ese mismo perfil.

Seis años con al celeste y blanca y el mismo tiempo de frustraciones que se acumulan a los casi 18 años sin festejo importantes de Argentina y la maña racha se come estrellas, figuras, jugadores con experiencias y promesas sin distinguir uno del otro.

Con 24 años, "la Pulga", que nació un año después del último mundial de la Argentina en México 1986, ya jugó dos copas del Mundo -Alemania 2006 y Sudáfrica 2010- sin suerte con eliminación en ambas en cuartos de final.

Luego también fue protagonista de dos Copa América con sendas frustraciones, en Venezuela 2007, donde perdió la final con Brasil 3 a 0 y esta de Argentina, quedando eliminado en cuartos de final.

Asimismo disputó una eliminatoria de cara a Sudáfrica 2010 sufrida, llena de vaivenes, con dos entrenadores y una clasificación angustiosa en Montevideo en 2009.

En la contracara, con el Barcelona , en ese mismo lapso ganó dos Champions League (2009 y 2011), una Copa Mundial de Clubes (2009) y cuatro ligas españolas además de una Copa del Rey.

Sin dudas esta falta de logros en el seleccionado no tiene en Messi ninguna responsabilidad y si en la dirigencia argentina y los cuerpo técnicos que pasaron en estos años y que no modificarse le seguirán sumando al astro frustraciones con la casaca "albiceleste".

Esos mismo errores que se devoraron figuras como Bastituta, Verón, Ortega, Hernán Crespo, Diego Simeone, Javier Saviola, Roberto Ayala, Javier Zanetti entre otros que no pudieron ganar absolutamente nada con el seleccionado en estos años.

¿Cuánto mas tendrá que esperar Messi para dejar de sufrir y convertir la contratara de la frustración en festejo en el seleccionado argentino?