Por Roberto Aguirre Blanco

"Llegamos primeros y no iremos últimos", esa fue la consigna que mantuvo vivo el seleccionado de Argentina que finalmente de la mano del astro Diego Maradona logró el objetivo de ganar la Copa del Mundo de México 1986 al derrotar en el partido decisivo a Alemania 3 a 2, en el estadio Azteca.

Cuando parecía que inexplicablemente el sueño valedero de ser campeón mundial se diluía ante la recuperación de Alemania en al final de la copa de México 1986, el mago de la zurda, atrapado todo el partido por una marca de "panzers" frotó la lampara y desde el círculo central sacó un pase a la gloria que Jorge Burruchaga convirtió en la realidad de un nuevo título universal del fútbol.

Aquel 29 de junio de 1986 --este miércoles se cumple un cuarto de siglo-- el equipo dirigido por Carlos Bilardo fue el mejor del mundo luego de llegar un mes antes al Distrito federal con mas penas que glorias.

Fue el maravilloso mundial donde el "Diez" se convirtió definitivamente en el rey del fútbol, pero hoy, a la distancia también se valora la gran actuación de un plantel rico en calidad futbolística e incentivado para el logro de la hazaña.

En la final disputada en el mayor estadio de México, Argentina desplegó su mejor juego, con Maradona muy marcado y casi anulado, y que tuvo que disponer del gran nivel de equipo que demostró tener aquella formación.

Así con goles de José Luis Brown, de cabeza y Jorge Valdano, al promediar el segundo tiempo Argentina ya ganaba 2 a 0 y parecía encaminarse con autoridad a un triunfo sin dificultades.

Sin embargo, enfrente estaba Alemania y toda su historia, que nunca bajó los brazos y llevados por la fuerza de talento de Rummenigge logró primero descontar, y luego empatar, faltando apenas 12 minutos para el final.

Envalentonados, los alemanes parecían tener al borde del nocaut a Argentina, pero en la primera pelota franca que Diego pudo disponer, en un segundo, habilitó el pase para la corrida más llena de adrenalina de la historia del fútbol argentino.

Argentina ganó invicta el torneo, con seis triunfos y un empate, y tuvo en Diego su máximo artillero con cinco tantos, en un equipo donde también se lucieron jugadores de la talla de Nery Pumpido, José Luis Cucciufo, Sergio Batista, Pedro Pasculli, Oscar Garré y Ricardo Bochini, entre otros.

Ese plantel también lo integró el hoy cuestionado Daniel Passarella, quien en ese torneo cedió la capitanía y liderazgo a Maradona, pero que que pesar de ser titular, no pudo jugar por un grave problema intestinal que lo aquejó en México.

Ese triunfo, junto a las Copa América de 1991 y 1993, son las últimas grandes estrellas logradas por Argentina a nivel internacional y parecen lejanas en el marco de la gloria que ostenta el fútbol nacional.

En la actualidad, con Batista como entrenador, José Luis Brown como ayudante, Oscar Garré y Julio Olarticoechea como directores técnicos de juveniles, la generación del 86 está en las responsabilidades mayores de los equipos nacionales.

Con el sueño de recuperar aquella mística que muy bien supo definir el recordado periodista Juvenal: "un equipo con dinámica europea y 'chamuyo' criollo"