Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
3 de diciembre de 2024
Seguinos en
"Priest: el vengador": un novicio rebelde y duro de matar
Protagonizado por Paul Bettany, este filme cuenta las desventuras de un sacerdote guerrero entre la amenaza de los vampiros y la opresión de una Iglesia totalitaria
16 de junio de 2011
Por Sebastián Martínez

Existen dos subgéneros cinematográficos que se han puesto de moda en los últimos años. Uno de ellos gira en torno a la figura del vampiro y su máxima representación podría ser la célebre saga de "Crepúsculo", que ha sido un éxito tanto en la literatura como en la pantalla grande, pese a sus méritos cuestionables. El otro costado es el de los zombies, esas figuras ni vivas ni muertas que han copado películas como "Resident Evil" o la mejor "48 horas después".

Ahora llega a los cines "Priest", un filme que intenta combinar estos dos estilos e incluso incorporados algunos elementos más, clásicos del universo de los cómics. El argumento de este filme nos transporta a un mundo futurista y distópico, que surge luego de un gran enfrentamiento entre hombres y vampiros. Pero no hay que imaginarse a los vampiros glamorosos y aristocráticos que han reinado en la pantalla en sus más recientes versiones. Aquí los vampiros son más zombies que otra cosa: criaturas repugnantes, sin ojos y viscosas, que sólo pueden asomarse cuando el sol se ha ocultado.

Resulta que el enfrentamiento entre hombres y vampiros se viene dando desde tiempos inmemoriales. Pero ese conflicto llega a su fin cuando la Iglesia entrena a un grupo de combatientes de elite llamados "sacerdotes", que luego de sangrientas batallas logran vencer a los agentes del mal y encerrarlos en oscuras "reservaciones".

El problema es que una vez que la guerra termina y los vampiros son derrotados, ocurren dos cosas. Por un lado, los "sacerdotes" son relegados de la sociedad, olvidados, ignorados pese a que fueron una pieza clave en la victoria. Y, por otra parte, la Iglesia se erige en la única y omnipotente autoridad sobre la Tierra. Como reza el lema que se reitera durante toda la película, "ir contra la Iglesia es ir contra Dios".

De todos estos datos nos enteramos durante los primeros cinco o diez minutos de película. El filme arranca ahí, con los vampiros derrotados y encerrados, los "sacerdotes" olvidados y marginados, y la Iglesia todopoderosa e incuestionable.

Pero algo ocurre. Un imprevisto. En medio de la noche, en un pueblo perdido, un grupo de vampiros que ha logrado escapar de su encierro, consuma un ataque brutal contra una familia. A la madre la matan, al padre lo dejan gravemente herido, y a la hija adolescente la secuestran.

Y se da la casualidad de que esa familia diezmada es la familia del más temible de los "sacerdotes", el mayor exterminador de vampiros de la última guerra. Este personaje, interpretado por Paul Bettany, es el hombre a seguir durante el filme, su protagonista, su figura excluyente. Y no es un héroe cínico, un superado, sino un hombre sufriente que ha quedado endurecido por los años de combate.

Junto a él veremos a otro grupito de personajes secundarios, algunos más interesantes, otros no tanto. Christopher Plummer encarna solemnemente al patriarca de la nueva y totalitaria Iglesia. Cam Gigandet a un joven sheriff que acompañará a Bettany en su misión de rescate porque tiene sus propios motivos. Y Maggie Q será otra "sacerdotisa" enviada a cazar al protagonista, pero con sus propias ideas.

La película, pese a su extraña mezcla de géneros y subgéneros, no es demasiado original. Pero, a pesar de ello, el mundo pesadillesco que construye tiene su atractivo. La oscuridad y la opresión de la sociedad creada es interesante. En especial, vale la pena asomarse a este mundo en el que las únicas dos opciones son morir bajo los colmillos de los vampiros o vivir sometidos bajo la mirada de una Iglesia totalitaria. Sólo ese detalle logra que "Priest" sea un filme que no se olvida de inmediato.