Tuvieron que pasar cinco torneos de la Copa América para que Argentina pudiera festejar el primer de los catorce títulos que festejó en este tradicional certamen y fue con un equipo solido que no recibió goles en contra y tuvo como gran figura al delantero de Newell's Julio Libonatti.

Luego del primer torneo jugado en Buenos Aires en 1916 --primera Copa América de la historia-- por segunda vez el torneo continental se disputaba en el país.

En aquella oportunidad inaugural, el equipo local había sido subcampeón de Uruguay al año siguiente repitió Argentina el segundo lugar en el certamen que se jugó en Montevideo la igual que en 1920.

En tanto en el torneo jugado en Brasil el seleccionado nacional tuvo una pobre actuación y terminó tercero, detrás de los locales y Uruguay.

En el organizado por la asociación argentina en 1921 la expectativas estaba puestas en ganar el título y eso quedó plasmado en el lleno total en los tres partidos jugados por los "albicelestes" en la cancha de Sportivo Barracas.

El campeonato Sudamericano de 1921 se jugó entre el 2 y el 30 de octubre con la presencia de Brasil, Uruguay, Paraguay y la deserción de Chile por problemas internos en su fútbol.

Los paraguayos, debutantes absolutos del torneo, dan un golpe y en su debut derrotan a Uruguay 2 a 1.

Los guaraníes, fuertes y aguerridos, muestran dos valores notables: el zaguero Manuel Fleitas Solich y el delantero Gerardo Rivas, finísimo en el manejo del balón.

Argentina en tanto debuta venciendo a Brasil 1 a 0 con gol de Libonatti ante un rival que no alistaba jugadores de raza negra porque disposición de la asociación de ese país.

Luego, Brasil de recupera y le gana a Paraguay 3 a 0, resultado que repite dos días después Argentina al vencer a los guaraníes con tantos de Libonatti, Echevería y Saroppo.

En la fecha final, ante una multitud, Argentina logra al hazaña de vencer a Uruguay 1 a 0 con otro tanto del artillero rosarino Libonatti quien es consagrado como héroe de la jornada.

Tal es así que en agradecimiento, la multitud lo lleva en andas hasta la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno.

Dos años más tarde se convertiría en el primer futbolista sudamericano en ser transferido a Italia. Llegó al Torino y fue tal su actuación que integró la squadra azzurra en 17 partidos internacionales.

Su éxito posibilitó que, de inmediato, docenas de futbolistas de nuestro continente fueran contratados por clubes italianos.

En este torneo el golero argentino Américo Tesoriere consigue la hazaña de mantener su valla invicta y es también motivo de jubilosas celebraciones.