Convocó a un acto para decir que finalmente deja de lado su proyecto presidencial y se refugia en Buenos Aires. Competirá con Pino Solanas y el kirchnerismo
Mauricio Macri anunciará este sábado que el 10 de julio irá a las elecciones en busca de la reelección como jefe de Gobierno.
El discurso del conductor de PRO, único orador, será breve y conciso.
La mayor parte no se la llevará sus promesas sobre el arreglo de baches o la propuesta de agrandar la Policía Metropolitana, sino que focalizará en su compromiso de ayudar a construir una alternativa opositora para derrotar al kirchnerismo en las presidenciales.
Frustrado su deseo de ser él el principal adversario de Cristina, y con buena parte de su partido en estado de alerta por vislumbrar cómo se puede mantener en pie la poco o mucha estructura nacional en la que se vino trabajando en los últimos años, Macri no tiene previsto justificar el cambio de planes.
“Es que no tiene por qué hacerlo. En todo caso, su mayor aporte será quedarse en la Ciudad y ayudar a armar un proyecto nacional”, sostiene uno de los principales dirigentes macristas. Es decir, por más que desde hoy el jefe de Gobierno pondrá la cabeza en la campaña porteña, no se borrará de la contienda de octubre. Una iniciativa que le servirá, además, para minimizar los costo s que podría pagar frente a quienes querían verlo en la competencia por la República.
En medio de las críticas que recibe desde la oposición –que ya lo acusa de haberle tenido miedo a la competencia mayor– y de las presiones que padece desde la Mesa Nacional de su fuerza –que aún no tiene muy claro dónde va a quedar anclada o si ensayará una fórmula presidencial propia– el sector más fiel a Macri se pregunta: “¿Qué pasa si Mauricio le gana un balotaje al kirchnerismo tres meses antes de la presidencial? Y se responden: “Todos lo van a querer en la foto, desde Ricardo Alfonsín hasta Eduardo Duhalde”. Ni hablar, piensan, de Francisco de Narváez, con quien la relación sigue tirante.
Según el borrador, Macri desarrollará un discurso componedor.
Hacia sus rivales y hacia sus aliados. No agraviará a los competidores en la Ciudad y buscará frenar la interna macrista, que ahora atraviesa un nuevo capítulo por la elección del vicejefe. Los principales candidatos son tres ministros, como adelantó Clarín el jueves. María Eugenia Vidal (Desarrollo Social), Diego Santilli (Espacio Público y Medio Ambiente) y Hernán Lombardi (Cultura). La primera es apoyada sin reparos por el larretismo y los otros dos esperan algún guiño de Gabriela Michetti. Ambos sonaban para acompañarla a ella hasta que su jefe político pegó el volantazo.
La cita de hoy es a las 14 en la cancha de básquetbol del Club 17 de agosto, en Villa Pueyrredón. “Sos bienvenido”, se leerá en el escenario, que estará colocado en 180 grados. Se concentrarán cerca de 2.000 militantes. No habrá comida, como se preveía en un principio.
En la gacetilla oficial que ayer llegó a los medios no se habla del anuncio de quedarse en la Capital, sino de una “fiesta partidaria” . En ese sentido, se procurará una fuerte diferenciación del lanzamiento de 2007, cuando Macri dio pie a la polémica luego de hacer el anuncio desde una tarima, junto con una nena pobre del barrio de Lugano, en medio de calles rotas y con basura.
“Queremos un espíritu de fiesta”, comentaban anoche en su entorno. “Mauricio hablará de los sueños que aun quedan pendientes”, decían. “No nos resignamos a nada de lo que venimos hablando. Ni a gobernar la Ciudad ni a formar parte de una alternativa nacional superadora”, agregaban, en una nueva señal hacia el interior y el exterior del PRO.