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3 de diciembre de 2024
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Sábato y Borges, el duelo de dos soñadores opuestos
Eran diferentes pero se respetaron mutuamente. Tuvieron en los setenta un fuerte acercamiento. Ambos fueron postergados en el Premio Nobel de Literatura
30 de abril de 2011
Nunca es fácil la reunión y la convivencia entre dos escritores contemporáneos que marcaron a fuego la literatura argentina como Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges.

Si bien ambos de respetaban, los recelos por diferencias ideológicas y miradas de la vida los separaba, pero el amor por las letras y la admiración mutua por la obra del otro lo ponía casi en el lugar de la devoción.

En los difíciles años setenta, antes del Golpe de Estado de 1976 ambos escritores tuvieron siete encuentros puntuales para hablar de diferentes temas, desde literatura, política, la sociedad, cultura y fútbol que terminó como parte de un libro que se llamó "Diálogos".

Los encuentros se llevaron a cabo entre diciembre de 1974 y marzo de 1975 Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato se reunieron en siete ocasiones para mantener largas conversaciones .

El encuentro fue compilado por el periodista Orlando Barone, que en esos años trabajaba en el Diario Clarín y publicado luego publicado en las tres primeras ediciones por Emecé en 1976 de los cuales se vendieron vendieron 17 mil ejemplares.

A ambos también los unió el esquivo premio Nobel de la Academia sueca al cual, año tras año llegaron como posibles ganadores y por diferentes factores siempre les fue negado.

A la vez, España los reconoció con el prestigioso premio Cervantes, en 1980 el autor de "Ficciones" y en 1984 el de "Sobre Héroes y Tumbas".

En este 2011 se cumpliría otra extraña paradoja, Don Ernesto hubiera cumplido 100 años en junio, y en mayo se conmemoraran los 25 años de la muerte de Borges.

A 10 años de la desaparición del escritor autor de "El Aleph", Sábato lo recordó con estas palabras:

"Cuando todavía yo era un muchacho, versos suyos me ayudaron a descubrir melancólicas bellezas de Buenos Aires: en viejas calles de barrio, rejas y aljibes de antiguos patios. Más tarde, cuando lo conocí personalmente en Sur, supimos conversar sobre Platón o Heráclito de Efeso, con el pretexto de vicisitudes porteñas. Años más tarde, ásperamente, la política nos separó. Porque así como Aristóteles dijo que las cosas se diferencian en lo que se parecen, en ocasiones los seres humanos llegan a separarse por lo mismo que aman."