Casi de manera casual, investigadores descubrieron que las inyecciones para disminuir arrugas brindaban a los pacientes alivio para el dolor de cabeza. Detalles
El Botox fue aprobado para tratar una aguda y discapacitante forma de dolor de cabeza llamada migraña crónica, que afecta, en su mayoría, a las mujeres.
El hallazgo, que se realizó casi de casualidad, se dio porque muchos pacientes a los que se inyectaba Botox para el tratamiento de las arrugas faciales comentaban a sus médicos que las inyecciones les brindaban alivio para el dolor de cabeza. Lo mismo escuchaban los neurólogos que administraban esa toxina a pacientes con enfermedades neuromusculares, como la espasticidad o la distonía cervical.
"En pacientes con distonía cervical, por ejemplo, se observó que más del 76% de las personas tratadas con Botox se liberaban del dolor, y ese efecto analgésico era incluso más inmediato que el efecto de relajación muscular buscado", contó a LA NACION el doctor Maurice Vicent, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Clementino Fraga Filho, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil.
Vincent visitó la Argentina para participar de un encuentro para médicos en el que se dio a conocer la aprobación, por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), de una nueva indicación para esta toxina: el tratamiento de la migraña crónica, una forma de dolor de cabeza altamente discapacitante, que se estima que afecta a alrededor del 2% de la población mundial.
"La migraña crónica es ese dolor de cabeza pulsátil, que se acompaña de una molestia ante la luz, los ruidos y los olores, y que dura al menos 4 horas diarias, más de 15 días al mes, durante por lo menos 3 meses", precisó la doctora Mónica Diez, médica neuróloga y vicepresidenta de la Asociación Latinoamericana de Cefaleas.
La Organización Mundial de la Salud clasifica a la migraña crónica como la 19a enfermedad discapacitante. Se estima que el 58,1% de los pacientes que la padecen tienen una reducción de su productividad; además, el 30% sufre, además, depresión, ansiedad y, en algunos casos, otras formas de dolores de cabeza.
El estudio que permitió la aprobación de Botox -cuyo nombre genérico dejó de ser toxina botulínica para convertirse en el críptico onabotulinumtoxin A- evaluó durante tres años a unos 1300 pacientes con migraña crónica, comentó Diez. Reveló que la administración de la toxina "logró disminuir la frecuencia y la intensidad de la migraña, así como también redujo a la mitad el uso de analgésicos".
El tratamiento, precisó la experta en cefaleas, "consiste en aplicar de 150 a 195 unidades de Botox, cuatro veces la dosis de un tratamiento estético, siempre en los mismos sitios de aplicación", que se encuentran en la frente, en las costados de la cabeza, en la nuca y en el cuello. El tratamiento debe repetirse cada tres meses.