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El Papa pidió terminar con la violencia en Libia
El Sumo Pontífice encabezó la misa por el Domingo de Resurrección en la Plaza de San Pedro en Roma ante miles de fieles. Pidió solidaridad para los refugiados
24 de abril de 2011
El papa Benedicto XVI ofició la misa por el Domingo de Resurrección frente a las miles de personas que asistieron y pidió solidaridad a los europeos para que "abran el corazón al recibimiento" de aquellos que escapan de los conflictos.

"Que en Libia la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas y en la actual situación se favorezca el acceso a las ayudas humanitarias a cuantos sufren las consecuencias de la contienda", clamó el Papa en referencia al conflicto que vive el país africano.

"Que el fulgor de Cristo llegue también a los pueblos de Oriente Medio, para que la luz de la paz y de la dignidad humana venza a las tinieblas de la división, del odio y la violencia", agregó el pontífice.

En su mensaje, el pontífice invitó en particular a los jóvenes de África y Oriente Medio a "promover el bien común y construir una sociedad en la que la pobreza sea derrotada y toda decisión política se inspire en el respeto a la persona humana", dijo.

El papa Benedicto XVI invitó este domingo de Pascua al mundo para que manifieste "la solidaridad a los numerosos prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos" y se abra "el corazón" para aquellos que huyen de guerras y conflictos.

Decenas de miles de fieles siguieron en la plaza de San Pedro de Roma, en una atmósfera festiva, la misa del domingo de Pascua. Vestido con hábitos litúrgicos dorados, en señal de fiesta, el Papa encabezó ante cardenales y obispos la celebración en la plaza de San Pedro, adornada con miles de flores.


Después de la misa, el Pontífice leyó el Mensaje Pascual e impartió la bendición "Urbi et Orbi", a la ciudad de Roma y a todo el mundo.

Benedicto XVI, de 84 años, concelebró la misa con los cardenales Jean Lous Tauran y Raffaele Farina, mientras que a la celebración asistieron decenas de purpurados, obispos y sacerdotes.

Como ocurre desde el 2000, cuando se recuperó una tradición perdida desde hacía 800 años, en el altar está colocado el ícono del Santísimo Salvador conocido como "Acheropita".

Se trata de una de las imágenes más veneradas de la cristiandad y que se conserva en la capilla del "Sancta Santorum" existente en el edificio anexo a la basílica de San Juan de Letrán, donde está la Escalera Santa que según la tradición subió Jesús durante su pasión.

La plaza vaticana fue adornada con 42.000 flores, multicolores, entre ellas rosas, claveles, lirios, flor del manzano y tulipanes, así como rododendros, azaleas, magnolias, narcisos, jacintos, todas ellas procedentes, como ya es tradición, de Holanda.

A la ceremonia asisten miles de polacos llegados ya a Roma para participar el próximo domingo, 1 de mayo, en la beatificación del papa Juan Pablo II.