Nuevo dolor de cabeza para la gente. Actos rápidos y sorpresivos. En segundos roban a coches detenidos en esquinas. Una ley duerme en los cajones
Dentro de la ola de inseguridad que soportan a diario los argentinos, los porteños tiene ahora un nuevo motivo para estresarse con el recurrente robo de motochorros en las esquinas cuando el semáforo detiene a los vehículos.
Los robos se focalizan fundamentalmente en Recoleta, Palermo y Barrio Norte. Fuentes de la Policía Federal señalaron que las zonas más calientes están en avenidas como Figueroa Alcorta, Callao, Santa Fe, Bullrich, Libertador y Pueyrredón.
La marginalidad y la 'industria' del robo son dos consecuencias emergentes de un modelo que subestima el cumplimiento de las leyes y el respeto a la autoridad.
“Son modalidades que llegan de Colombia y Venezuela, y se vienen cometiendo hace un tiempo en el país. El objetivo de los asaltantes es robar celulares, maletines, carteras, computadoras o algún otro objeto valioso. Por lo general son golpes rápidos, efectivos y de escape veloz. Por eso se focalizan en avenidas”, explicó a Clarín un alto jefe de la Federal.
Según los investigadores policiales, para dar estos golpes los ladrones se mueven de a dos y van en moto. Primero buscan una víctima que lleve una cartera u otro objeto de valor apoyado sobre el asiento del acompañante. Después la siguen hasta que el coche frena en algún semáforo y recién ahí atacan.
“Son golpes muy rápidos, que no duran más de 20 segundos, y las cámaras de seguridad que están en las calles no llegan a registrarles el rostro a los asaltantes en tan poco tiempo”, señaló el superintendente de Comunicaciones de la Policía Metropolitana, Eduardo Martino.
Esto le sucedió esta semana a la periodista de C5N y Clarín, Paola Juárez, quien sufrió por tercera vez un robo de estas características en la esquina de Juncal y Agüero, a las cuatro de la tarde.
La profesional fue sorprendida cuando dos motochorros rompieron el vidrio del lado del acompañante de su coche y se robaron su cartera, la computadora personal y otros efectos. No había ningún policía cerca.
Y, reactivando una vieja polémica iniciada por el PRO sobre los motoqueros, aseguró que los controles se hacen difíciles cuando van más de dos personas en una misma moto.
A la hora de concretar el ataque, los motochorros tienen sus trucos. “Para romper el vidrio del coche, los ladrones usan el casco o una bujía (en ocasiones, soldada a una cadena).
Ante el estallido del vidrio, las víctimas se paralizan y quedan sin reacción. Enseguida, uno de los asaltantes toma el botín, sin abrir la puerta del coche”, contaron fuentes policiales.
El fenómeno también se da con menores que corren hacia los autos en los semáforos y manotean lo que pueden, en particular en Recoleta y en Palermo.
Los lugares más conflictivos para los automovilistas está en el semáforo de la avenida del Libertador casi Schiaffino, frente al Palais de Glace.
En esa zona suele haber grupos organizados (en su mayoría, de menores de edad) que aprovechan el semáforo en rojo para robarles a los conductores.