El juez de ese país envió a su par argentino las primeras hojas del expediente. También detalla el operativo que decomisó los 944 kilos de esa droga
La Justicia de España aseguró que los 944 kilos de cocaína hallados en el avión Challenger 604 que transportaba a los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá y a Matías Miret fueron cargados en la base aérea de Morón.
El jueves, finalmente llegaron al país las copias de parte de los dos primeros cuerpos del expediente a cargo del juez catalán, Luiz Pérez Losa, tras haber sido pedidos en reiteradas ocasiones por el magistrado en lo Penal Económico argentino, Alejandro Catania.
En tanto, desde hacía un mes y medio se había levantado parcialmente el secreto del sumario español, pero desde los Tribunales de El Prat reconocieron que el magistrado dilató el trámite por su desconfianza en la discreción y el accionar de las autoridades argentinas, publicó hoy diario Clarín.
El narcoavión salió del país el 1 de enero por la noche sin haber sido registrada la droga por los controles oficiales, y luego hizo escala en Cabo Verde, antes de aterrizar en Barcelona.
El ministro del Interior, Florencio Randazzo había asegurado que la droga se había cargado en ese país africano, durante las menos de dos horas que se tardó para cargar combustible.
El relato del operativo dice que el procedimiento fue de rutina en el aeropuerto de El Prat, subió al avión la policía judicial de Sant Andreu de la Barca y la Guardia Civil y al hacerlo al Challenger, encontraron anomalías en los tapizados del sofá cama.
En la versión normal del avión, jet tiene en su parte de adelante una zona de sillones y más atrás se ubican, del lado derecho, un confortable sofá cama y del izquierdo, otro juego de butacas.
Sin embargo, en esta última parte, los Juliá habían hecho remodelaciones para convertirlo en una poco delicada cama con almohadones, mientras que algo similar hicieron con el sofá cama al que también le hicieron reformas, con el objetivo de esconder la droga.
El perro que olfateó el avión detectó rápidamente dónde estaba alojada la cocaína y antes de que comenzaran a desarmar el jet, Gustavo Juliá se hizo cargo de la situación.
En ese sentido, les dijo exactamente la ubicación de la cocaína y reveló que era suya y eran "aproximadamente 800 kilos".
Esa fue la última vez que habló frente a policías o funcionarios judiciales. Se negó a declarar en todas las oportunidades excepto cuando dijo en Tribunales que "los pilotos no sabían nada".