Indonesia, Tailandia y Sri Lanka realizarán un homenaje a las víctimas y los damnificados por la catástrofe que produjo más de 500.000 muertos y daños materiales
Indonesia conmemora el segundo aniversario del tsunami en el océano Indico que causó la muerte a 168.000 personas en la provincia de Aceh, donde graves inundaciones han dejado en los últimos días más de 100 muertos y 300.000 damnificados.
Algunos sobrevivientes del tsunami se ven nuevamente amenazados por la acción del agua.
"Estoy triste de tener que irme. Perdí a mi primo y a muchos miembros de la familia en el tsunami", explica Nigia, que tuvo que abandonar su casa en el pueblo de Arakundo porque quedó sumergida en las inundaciones.
En la isla de Bali, unas 15.000 personas, muchas de ellas, estudiantes, participaron en una simulación de tsunami.
El maremoto de 2004 provocado por un sismo de magnitud 9,3 en la escala de Richter dejó en el archipiélago indonesio alrededor de 600.000 personas sin hogar.
La reconstrucción, financiada por donaciones extranjeras, evoluciona a buen ritmo, aunque todavía queda mucho por hacer. Entre 50.000 y 70.000 indonesios, según fuentes oficiales y ONG, viven todavía hoy en tiendas prefabricadas, cada vez más insalubres.
Otros homenajes.
Otras partes de Asia también honoraron la memoria de sus muertos en el maremoto de 2004, que en total dejó más de 220.000 muertos en el continente.
Tailandia conmemoró discretamente el segundo aniversario del tsunami que arrasó parte de su costa occidental, con un balance oficial de 5400 muertos, la mitad de ellos turistas extranjeros.
La célebre playa de Patong, en Pukhet, acogió una ceremonia religiosa, y otra tuvo lugar en el pueblo de pescadores de Ban Nam Khem, convertido en el símbolo de la catástrofe.
"Perdí a mi padre, a su mujer y a mi hermano hace dos años", comenta Linda Sander, una sueca de 22 años y una de las pocas extranjeras presentes en la ceremonia de Ban Nam Khem, que reunió a religiosos budistas, cristianos y musulmanes.
Desde el amanecer, supervivientes del tsunami y allegados se colocaron ante el mar, lanzando flores, sin poder contener las lágrimas.
Sri Lanka, donde 31.000 personas murieron en el tsunami, declaró el "día de la seguridad nacional" para sensibilizar a la población en la gestión de catástrofes naturales.
El presidente Mahinda Rajapakse tiene previsto inaugurar una estatua de Buda en la ciudad de Peraliya, donde 1.000 pasajeros de un tren fueron literalmente engullidos por el agua en 2004.
El presidente, que admitió el año pasado que los esfuerzos de reconstrucción eran insuficientes, deseó que el país se concentre en "la aceleración de las tareas de restauración".
La corrupción y la guerra entre el ejército de Sri Lanka y la rebelión tamil bloquean los miles de millones de dólares de ayuda extranjera prometida a las víctimas.