El cruce que Boca trata de ocultar se originó en Mar del Plata, con una crítica del crack a un compañero y un tiro por elevación al técnico, quien quedó muy molesto
Las tormentas que azotan a Boca tras los reiterados cruces verbales entre Juan Román Riquelme y Julio Falcioni parecieron iniciarse luego del partido con Racing, cuando el enganche "xeneize" salió a cuestionar el desempeño del equipo pese a la victoria.
Sin embargo, esa fue la gota que rebasó el vaso, porque los dos protagonistas no arrancaron de la mejora manera la relación y el origen del distanciamiento se inició durante el verano en Mar del Plata, más precisamente antes del 22 de enero, cuando se jugó el primer superclásico del año.
En una de las cenas previas al choque con River, se sumó como refuerzo del plantel Diego Rivero y el arquero Cristian Lucchetti lo presentó mesa por mesa. Riquelme y Martín Palermo no habían bajado aún, fueron los últimos.
Cuando el enganche vio lo que hacía Lucchetti estalló en furia y le dijo: "¡Qué hacés nene, quién carajo te creés que sos para hacer eso!.
Acá los únicos que presentan jugadores somos el capitán del equipo (por Palermo, con quien está peleado desde hace tiempo) o yo", según pudo confirmar Asteriscos.Tv.
Mientras Riquelme seguía con las palabras subidas adelante del plantel, dirigentes, cuerpo técnico, el propio Falcioni y otros allegados -era una de esas cenas de las que no sólo participaban el plantel y el cuerpo técnico-, el arquero pedía reiteradas disculpas sin saber qué otra cosa hacer.
Sin embargo, el crack "xeneize" no se detuvo y lanzó una frase que enojó al entrenador y fue el disparador del conflicto, el inicio del fin de una relación efímera, ya que el DT no soporta que ningún jugador de su plantel haga ese tipo de comentarios ni tenga esos desplantes, sea Riquelme o algún juvenil.
"Qué te creés que esto es Banfied, que porque está tu técnico de Banfield vas a hacer lo que querés. No te confundas", le espetó Riquelme a Lucchetti, en el cierre de un diálogo que le retumbó demasiado a Falcioni y no le gustó para nada, sobre todo por la exposición que sintió que tuvo.
Después, llegaron las declaraciones del jugador, el disgusto por el desempeño del equipo, el cambio de sistema y la exclusión del enganche, más allá que en el medio hubo otros cortocircuitos.
Pero lo concreto es que así arrancó un conflicto, que por ahora tiene final incierto.