Tienen inversiones millonarias en Europa. Uno de los ocho hijos del presidente de Libia pagó US$ 1 millón a Mariah Carey para que le cantara una canción
No se sabe cuántos miles de millones de dólares han reunido, pero el mundo financiero y la gran prensa internacional estiman que la familia del presidente de Libia, Muammar Khadafi, es una de las más ricas del planeta. Un clan de parientes, en cuyo centro se encuentran los ocho hijos del líder libio.
Forman el primer círculo de poder, el más íntimo, que según el que fue jefe de la misión diplomática norteamericana en Trípoli hasta noviembre último, Gene Cretz, es “una dinastía familiar decadente, ávida de dinero”. El sitio WikiLeaks reveló el contenido de este cable a Washington y Cretz debió partir de inmediato de regreso a EE.UU. La máquina de poder de los Kadafi está hecha de despilfarros y excesos nepotistas, que incluyen el acceso a los fondos de la Corporación Nacional de Petróleos, según informa el diario Clarín.
En el incendio social del mundo árabe que estamos viviendo, el depuesto dictador de Túnez, Ben Alí, tiene más de 30 cuentas secretas sólo en Suiza. Al presidente renunciado de Egipto, Hosni Mubarak, le calculan una fortuna faraónica de 70 mil millones de dólares.
¿Cuánto han acumulado los Khadafi en los 41 años de poder absoluto del coronel? Los cables de WikiLeaks, también reproducidos por el diario The New York Times revelan derroches excéntricos y multimillonarios, que dan una idea de la corrupción del poder absoluto. Por ejemplo, los conciertos de las divas norteamericanas Beyoncé y Mariah Carey, pagados un millón de dólares cada uno . En la isla caribeña de San Bartolomé, en 2009, Saif al Islam Khadafi, segundo hijo del líder, pagó el millón a Carey para que cantara una sola canción en una fiesta.
Pero Saif negó en uno de los diarios de los que es propietario en Libia haber gastado tanto. Echó las culpas a su hermano Mutassim, como el autor del derroche. En el mismo cable de WikiLeaks un diplomático norteamericano informa que en 2008 Mutassim pidió 1.200 millones de dólares al presidente de la Corporación de Petróleos para financiar una milicia destinada a proteger el gobierno.
El diario de Londres The Guardian escribió que la familia Khadafi tiene escondidos miles de millones de dólares en cuentas secretas en los bancos de Dubai, del sudeste asiático y del Golfo Pérsico. En Londres tiene una lujosa residencia en el barrio londinense de Hampstead comprada por el hijo Saif al Islam en 2009, al precio de casi 20 millones de dólares.
Las inversiones millonarias del clan familiar no tienen que ver con las inversiones estatales también controladas por Khadafi a través de la Libyan Investiment Authority. En Italia, país en el que hay fuertes inversiones libias, los hijos y el mismo coronel han desarrollado proyectos en dos estaciones termales y de aguas minerales en Antrodoco y Fiuggi.
Según The Guardian, las “calurosas relaciones personales” entre Khadafi y el premier italiano Silvio Berlusconi los ha convertido también en socios personales a través de la Quinta Comunications, una sociedad de producción y distribución cinematográfica con sede en París, que tiene incluso una participación accionaria importante en un canal tunecino.
Todos los hijos varones del líder están en Libia junto a su padre, quien los convocó para “luchar hasta el final”, según algunos testimonios. Saif al Islam, de 38 años, que habló por televisión en medio de la crisis, podría ser el sucesor del padre. Pero el clan familiar está estragado por las luchas por el poder. Saif no solo es propietario de empresas periodísticas y residencias. También tiene acceso a los ingresos del petróleo a través de la sociedad de energía de su grupo “One-Nine”.
Muhammad, el hijo mayor, de 40 años, nació de la primera mujer de Khadafi, Fátima. Sus intereses están sobre todo concentrados en el mundo de las telecomunicaciones.
El principal adversario de las ambiciones de Saif es el tercer hijo del coronel, Mutassim, de 36 años, coronel del ejército y consejero de la seguridad nacional. También es militar Khamis, comandante de la temida unidad de élite que está ahora reprimiendo a los rebeldes.
Especialista en fútbol es Saadi, que jugó en varios equipos de primera italianos pese a ser un gran patadura, poniendo millones en las sociedades. Saadi llevó los dineros oficiales libios a la Juventus, la sociedad de Turín de la familia Agnelli, propietaria de la Fiat.
Libia fue durante un decenio el principal socio de la familia Agnelli en el grupo automovilístico. Saadi es, además de futbolista y dirigente del Comité Olímpico libio, un militar que “en algunos casos usa a las tropas bajo su control para influir en los negocios”, según un cable diplomático norteamericano revelado por WikiLeaks.
Otro hijo conversado es Hannibal, de 35 años, que fue acusado de maltratar junto con su mujer a una empleada doméstica en Suiza. La controversia derivó en un serio choque diplomático entre el estado helvético y Libia. Antes había sido acusado de maltratar a su propia mujer en Londres, pero el caso fue contenido por la familia.
El más pequeño de los hijos varones es Saif al-Arab, que era estudiante en Alemania. Hace cinco años le fue secuestrada su “máquina” Ferrari y adentro la policía encontró un fusil de asalto y municiones. Otro incidente diplomático.
Aisha, la única hija, de 33 años, fue uno de los miembros del colegio de abogados que defendió al líder iraquí Saddam Hussein en el proceso que culminó con su condena a muerte. Ella es la mujer del general Hamid, que dirige otro cuerpo de élite que ha ido a reprimir a los rebeldes en la zona de Bengazi, al noreste del país.
Aisha se encuentra desde hace unos días en Dubai, con sus tres hijos y la madre Safiam, segunda esposa de Kadafi. Sus actividades se han desplegado en el sector de la energía y de la construcción, pero también es propietaria de una de las mejores y lujosas clínicas de Trípoli, la Saint James.
La avidez del clan familiar produjo al parecer una batalla a tres entre los hermanos Muhammad, Mutassim y Saadi, por el control de la producción y distribución de la Coca Cola en territorio libio, “un affaire oscuro y complicado que ni los diplomáticos ni los hombres de negocios locales logran comprender bien”, indica un despacho diplomático filtrado por WikiLeaks.
El líder libio ha alargado los privilegios familiares, aunque naturalmente en menor medida, a los miembros que dirigen la tribu de la cual ha tomado el nombre la familia: el clan Qadhdhafi. Bajo la retórica del régimen y la propaganda, el sustrato real es que Libia carece de estructuras modernas. El poder está en manos de las familias, los clanes, las tribus y las cabilas.
El odio hacia la vida de poder absoluto, corrupción, derroches y arbitrariedades de la familia Khadafi explica en buena parte la explosión de guerra civil que martiriza a la tierra libia. Las luchas tribales proponen un futuro de divisiones y enfrentamientos que se prolongarán más allá de la guerra civil, en una inestabilidad crónica, que probablemente hará saltar en pedazos la actual organización institucional del país.