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3 de diciembre de 2024
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Se llama crimen y arrasa la Argentina: 3 asaltos, 3 muertos
Mientras la ministra de Seguridad buscaba instalar la idea de que la inseguridad está en baja, tres homicidios se sucedían con diferencias de pocas horas
17 de febrero de 2011
El mismo día en que la ministra de Seguridad, Nilda Garré, dijo que se produjo un descenso en las tasas de criminalidad y que “sus resultados ya se están viendo”, se conocieron tres intentos de robo que terminaron con los asesinatos a sangre fría de las tres víctimas.

Dos de los casos se registraron en el conurbano bonaerense y el restante, en la Capital Federal.

Los muertos fueron un operario de una empresa de cable, un taxista y un camionero. A los tres intentaron robarles sus vehículos, se resistieron y fueron baleados a quemarropa. En todos los casos, los asaltantes escaparon sin llevarse nada.

El primero de los crímenes se produjo a las cinco de la mañana de ayer. Julio Maximiliano Corzo (24) llegó a su casa en Laferrere, partido de La Matanza, luego de trabajar toda la noche en una empresa de cable de Capital Federal, donde hacía tareas de mantenimiento.

Estacionó su Volkswagen Fox negro en la puerta y se disponía a bajar para abrir el portón de rejas cuando se dio cuenta de que no estaba solo. Dos ladrones se le habían acercado sigilosamente y le apuntaban.

En lugar de bajar, Corzo permaneció en el auto, trabó las puertas con seguro y volvió a ponerlo en marcha para escapar. Le dispararon dos balazos.

Uno le dio en el medio del pecho.

Después de tirar un par de veces más, los ladrones se fueron corriendo sin llevarse nada. A los pocos minutos, cuando un patrullero llegó al lugar, el joven ya estaba muerto.

La madre de Corzo, Mercedes Acosta, contó que su hijo era el único sostén de familia. “Trabajaba doce horas de lunes a viernes y tenía un proyecto de vida hermoso. No es justo que me lo hayan matado como a un perro. Estoy muy enojada, pero no con los delincuentes sino con las autoridades”, afirmó la mujer en medio de una crisis de nervios.

“Que nos den seguridad. No saben el dolor que tengo, no puedo creer que mi hijo esté muerto”, manifestó, antes de explicar que su familia ya estaba muy mal porque su marido padece un cáncer de garganta.

Horas después del crimen, la Policía detuvo a un menor de 16 año, identificado como “El Gringo”, acusado de haber participado en el asesinato.

Según las fuentes, el sospechoso, con antecedentes penales, fue detenido en la casa donde vive, a pocas cuadras del domicilio de la familia Corzo.

Por otro lado, los vecinos del barrio denunciaron ante los periodistas que esa zona de Laferrere (el barrio Las Lomas) es muy insegura -como casi todo el conurbano- y reclamaron mayor presencia policial.

Algunos mostraron frente a las cámaras carteles escritos a mano que decían: “Todos los días llamamos al 911, los agarran y por 1.000 pesos a los 10 minutos están afuera”.

Otro cartel tenía una lista de los “alias” de los sospechosos: “Luisito, El Gringo, El X, Pelado, Kulona, David”.

El siguiente asesinato se produjo a las 5.45 en Liniers. Dos meses atrás, el taxista Carlos Valdez (64) había comprado una camioneta VW Surán negra para hacer un viaje a San Juan con su familia. Y por fin había llegado el día. Se levantó temprano y fue al garage a buscar el vehículo, que ya estaba cargado con los bolsos. Tocó el timbre de su casa –en Martiniano Leguizamón 160, a una cuadra de la avenida Rivadavia– para avisarle a su mujer y a su hijo que ya podían salir. En ese momento lo interceptaron dos ladrones que, aparentemente, querían llevarse la Surán.

Cuando los familiares de Valdez salieron a la calle, después de escuchar varias detonaciones, encontraron al hombre tirado en el piso, agonizando.

Le habían pegado cuatro balazos, dos en la espalda y dos en las piernas. La esposa entró de nuevo y llamó a la Policía, mientras que el hijo, de 20 años, cargó a Valdez en la camioneta y lo llevó al Hospital Santojanni, donde el taxista finalmente murió.

Los ladrones escaparon sin robar nada y la Policía los buscaba ayer en la zona de Ciudadela. Los investigadores creen que el hombre intentó resistirse al asalto y que forcejeó con uno de los ladrones, aunque esa hipótesis aún no fue confirmada.

Una vecina de la familia, llamada Estela, contó que “cuando volvió a sentarse en el auto, luego de tocar el timbre, vinieron estas personas y lo balearon. Dos de los tiros le atravesaron el corazón. Al final no le sacaron nada. Sólo se llevaron su vida”.

Hasta ayer por la tarde, los policías de la seccional 44° y de Criminalística trabajaban en la camioneta para ver si en el vehículo había algún rastro que los llevara a encontrar a los atacantes.

El tercer hecho ocurrió a las 11 de la mañana en San Justo, partido de La Matanza.

Allí asesinaron al camionero Jorge Carranza (48) de un balazo en la pierna durante un intento de asalto. Carranza era cordobés y dos veces a la semana traía cargamentos de ladrillos al conurbano bonaerense. Ayer a la mañana dejó parte de la carga en un depósito de San Justo y se dirigía a otro corralón cercano cuando un ladrón lo interceptó en Centenera al 5300.

“El ladrón se subió al estribo del camión, que iba despacio, y amenazó al chofer con un arma”, informó una fuente de la investigación. “Al parecer el chofer aceleró como para desestabilizarlo y entonces le dispararon”.

El tiro atravesó la arteria femoral de la pierna izquierda de Carranza y le produjo una fuerte hemorragia. Intentó seguir conduciendo, pero a los pocos metros se desvaneció, chocó contra un auto que estaba estacionado y recién se detuvo al golpear contra un árbol.

Carranza murió desangrado dentro de la cabina antes de que llegara la ambulancia.

El hombre era de Villa Dolores, una pequeña ciudad del oeste cordobés. Estaba casado y tenía dos hijos de 13 y 18 años.

“Nos enteramos por la televisión. Estábamos viendo Crónica TV cuando reconocimos el camión y vimos que Jorge estaba muerto. Creíamos que se había descompuesto, no que lo habían asesinado”, le dijo a Clarín Rubén Carranza, hermano del camionero asesinado.