De la redacción de Asteriscos.Tv

El gran candidato de todos, Boca Juniors, arrancó con el pie izquierdo el torneo Clausura de fútbol y lo hizo de manera estrepitosa, al caer goleado frente a Godoy Cruz de Mendoza por 4-1, en plena Bombonera.

El equipo conducido por el uruguayo Rubén "Polilla" Da Silva, alcanzó la victoria con un doblete de Rubén Ramírez, otro de Adrián Torres y de Carlos Sánchez, mientras que Walter Ervitti había descontado para el "xeneize".

Este fue un arranque por demás desilusionante para un Boca que había sido el "rey del verano" y se perfilaba como uno de los serios candidatos a pelear el título de este certamen.

Sin embargo, el conjunto cuyano estuvo ordenado y supo aprovechar las acciones que tuvo a su favor, en gran medida ayudado por los errores defensivos de Boca, en principio por la floja actuación de su arquero Javier García.

Boca, que jugó en buen nivel durante la pretemporada, este domingo fue un equipo carente de solidez defensiva, con poca presión en el mediocampo, intermitente en la generación de juego e impreciso en la definición. Pero a la vez tuvo enfrente a un Godoy Cruz inteligente, práctico y contundente.

Es que Boca nunca le encontró la vuelta al planteo que realizó el también debutante Jorge Da Silva (de pasado riverplatense).

El conjunto mendocino explotó al máximo las numerosas fallas en defensa de au rival, se movió con inteligencia en el campo de juego y, luego de lastimar en cada ataque, descansó en la solidez que le brindó su arquero Sebastián Torrico.

A los 13 minutos, un centro de Diego Villar desde la izquierda encontró una flojísima respuesta de Javier García, y Ramírez, de cabeza, estableció el 1 a 0.

Antes, Boca, a los 7m., tuvo su primera chance de gol en un tiro de José María Calvo, que fue resuelto por Sebastián Torrico.

Pero un rato más tarde, a los 22m., otra falla de García le daba el segundo gol a Ramírez, pero el árbitro Néstor Pitana -a instancias del juez de línea- anuló correctamente la conquista.

Eso pareció motivar a Boca, que tuvo muchas chances de gol, pero que siempre chocó con el estupendo Torrico y también con sus propias carencias en la definición.

A los 24m., lo tuvo Erviti, debutó con una discreta labor; a los 28m. Juan Román Riquelme; y a los 35m. Sebastián Battaglia.

Pero Torrico y la mala puntería privaron al equipo de Falcioni del empate.

Más allá de la generación de situaciones, Boca jugó un muy mal partido en todas sus líneas.

La defensa dio muchas ventajas por ambas bandas, pero también por el centro; el mediocampo nunca pudo impornerse; y el ataque no lastimó.

Los regresos de Riquelme y Battaglia (no jugaron en el verano) y los debut de Leandro Somoza y Erviti no le dieron un salto de calidad.

Sólo Pablo Mouche, el jugador más desequilibrante, respondió al gusto de los hinchas locales. Pero todo lo que malogró Boca en la ofensiva, se lo facturó Godoy Cruz.

Un Carlos Sánchez brillante, Diego Villar y Adrián Torres, dos volantes por afuera con mucho criterio, y un Ramírez inspirado golearon una y otra vez a un rival desconcertado.

Entonces el 2 a 0 con otra precisa definición de `Tito` Ramírez, a los 38m., no resultó sorpresivo.

Sin embargo, Boca tuvo dos oportunidades más, esta vez para descontar, pero primero el palo derecho le privó el grito a Riquelme (41m.) y después Torrico hizo lo propio con Mouche (45m.).

El segundo tiempo fue otra favorable para el equipo mendocino: a los 6m., Torres puso el 3 a 0. Inmediatamente, 60 segundos más tarde, descontó Erviti, pero la historia estaba sellada.

Boca preso de sus nervios e impotente por su falta de ideas casi no inquietó a Torrico. De hecho fue mejor lo que hizo en los 45 minutos iniciales.

Godoy Cruz jugó con la tranquilidad del resultado, pero a la vez con la seguridad de haber hecho las cosas muy bien.

Entonces, Carlos Sánchez, ya en el descuento, convirtió su gol y selló el definitivo 4 a 1.

Una cifra que marcó la diferencia entre uno y otro. Muy malo lo de Boca y muy bueno lo de Godoyc Cruz.

En la noche de los estrenos Da Silva, con menos en apariencia, le dio una lección de fútbol, practicidad y contundencia a Falcioni.