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21 de noviembre de 2024
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'Far West': le roban el celular, los reconoce y le pegan un tiro
El asaltante, junto a un cómplice, le apoyó el arma en la frente y disparó. Antes le había dicho: “No me batas con la cana”. La víctima, una nena de 13 años, está muy grave. Imperdonable
11 de febrero de 2011
Micaela Soria, una nena de 13 años que el domingo a la noche fue herida por dos ladrones que le robaron el celular en el barrio Nuestro Hogar III, de la capital cordobesa, se convirtió en otra víctima de la bestial inseguridad que azota la Argentina, un país cada vez más parecido al lejano oeste norteamericano.

“Hace cuatro días que vivo en este hospital. Me voy a la noche a dormir y a primera hora ya estoy de nuevo esperando el parte”, dice Manuel Toledo, el abuelo de Micaela.

El caso conmueve a toda la provincia por su crueldad: a la chica le pegaron un tiro en la frente porque reconoció a uno de los asaltantes.

Hay dos detenidos: los hermanos Juan y Carlos Ludueña, de 20 y 22 años, quienes viven a sólo tres cuadras de la familia de la víctima .

En la explanada del Hospital Municipal Infantil, Manuel le desnuda a Clarín sus esperanzas: “Yo espero un milagro. Bah, dos milagros. Uno, que mi nietita viva, que le gane a la muerte. Ella es fuerte y sana; y va a vivir. El otro milagro que le pido a Dios es que quede bien, que no quede con secuelas”. Este peluquero de 63 años fuma y mira al cielo, como implorando que la nena –que está muy grave– gane la batalla. “Usted déjeme que Micaela se mejore –dice– y yo le voy a hacer la vida imposible a estos tipos.

"No puede ser que anden drogados, matando y robando, y que la Policía no haga nada...", razona, como casi toda la gente con sentido común en la Argentina, y no ideologizada por un supuesto progresismo de baja estofa.

El drama ocurrió el domingo, cerca de la medianoche. Micaela estaba acostada viendo la televisión cuando su tía Carla, de 18 años, le pidió que la acompañara a comprar cigarrillos al almacén del barrio. De regreso, las jóvenes fueron interceptadas por dos ladrones armados. Uno de ellos apuntó a Micaela, le arrebató el celular y le dijo: “No me batas con la cana”, le dijo.

Cuando éste se alejaba, la nena murmuró: “Yo a vos te conozco...”.

“Para qué se lo habrá dicho –se lamenta el abuelo de la víctima–. El tipo volvió, le puso el revólver en la frente y disparó”.

Ante el espanto de su sobrina con la cara destrozada por el balazo, Carla se puso a gritar. El agresor, entonces, se acercó a ella con la intención de dispararle, pero su cómplice lo abrazó y se lo llevó. Horas después del ataque, el fiscal Pedro Caballero imputó y detuvo a los hermanos Ludueña, a quienes acusó del delito de robo calificado y tentativa de homicidio. Carlos habría sido el que baleó a Micaela.

La nena fue trasladada al Hospital Municipal de Urgencias, donde lograron estabilizarla y salvarle la vida, pero horas después fue derivada al Infantil, donde ahora se encuentra en coma farmacológico. “Hay que ser cuidadosos y objetivos. Su pronóstico es reservado. Los adolescentes tienen mayor capacidad de recuperación que nosotros, los adultos. No obstante, debemos reconocer que es un cuadro muy grave”, señaló Aldo Joseph, director del hospital.

La bala calibre 22 ingresó por la región frontal izquierda y está alojada junto al parietal izquierdo. “La paciente tiene asistencia respiratoria mecánica.

Por ahora no observamos pérdida de masa encefálica , pero sí una contusión por la onda expansiva del proyectil”, detalla el último parte médico.

Los papás de Micaela –Valeria y Damián Soria– padecen diferentes grados de discapacidad mental, por eso la nena vivió hasta hace un mes con su abuelo en el barrio San Fernando. “Como iba a empezar el secundario, mi hija me pidió que Micaela volviera con ella a su casa. Mire lo que le pasó”, dice Manuel.

Micaela, entonces, se mudó al barrio Nuestro Hogar III, una zona de viviendas sociales construidas por el Estado para gente de bajos recursos. A unas tres cuadras de allí queda Villa Angelelli, uno de los asentamientos de emergencia más antiguos y populosos de Córdoba, donde viven los hermanos Ludueña.

El abogado de los padres de la víctima, Julio Páez, afirmó que hoy se van a constituir en querellantes y pedirán la imputación por los delitos de tentativa de homicidio agravado por alevosía y criminis causa” (esto es, matar para encubrir otro delito), calificación que contempla una pena máxima de prisión perpetua.