Lo admitió la AFIP. Esta cifra, que equivale al 20% de los trabajadores en blanco, significa que los salarios de uno de cada 5 trabajadores tiene el descuento adicional
“Un millón y medio” de trabajadores están alcanzados por el impuesto a las Ganancias, reconoció el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray.
Esta cifra, que equivale al 20% de los trabajadores en blanco, significa que los salarios de uno de cada 5 trabajadores tiene el descuento adicional de Ganancias.
Hasta ayer se estimaba en un millón los trabajadores afectados por este impuesto. Pero como una consecuencia de la mayor inflación, el número real de afectados por este tributo resultó muy superior a las estimaciones privadas.
El impacto de este impuesto sobre los asalariados también se manifestó en la paritaria docente de la Provincia de Buenos Aires. Allí los dirigentes de SUTEBA dijeron que al 14,4% de los docentes provinciales, 36.000 maestros, les descuentan Ganancias. Y agregaron que en Neuquén alcanza al 30% del gremio docente. “En todas las provincias del país hay docentes afectados por Ganancias”, se quejó Estela Maldonado, secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA).
En la mayoría de los casos, el peso de este impuesto en los salarios ronda entre el 4 y el 8% del salario. Esto significa que esos trabajadores dejan de cobrar o le ceden al Fisco por año entre un medio aguinaldo y un aguinaldo entero .
En la actualidad están alcanzados por este impuesto los trabajadores en relación de dependencia y los jubilados que tienen un ingreso de bolsillo –luego de los descuentos de jubilación y salud– de más de $ 4.818 por mes.
Ese piso salarial es muy bajo ya que se fue atrasando respecto de la inflación y la evolución de los salarios. Así cada vez más este gravamen incluyó a más trabajadores, aunque tengan ahora un poder adquisitivo más bajo que el que tenían en el pasado.
Esto explica que obreros metalúrgicos, camioneros, empleados bancarios o maestros paguen este impuesto.
Si, como impositivamente corresponde, se hubiese ajustado- por la inflación, el piso salarial que regía antes de la tan criticada reforma de José Luis Machinea, del año 2000, debería rondar ahora los $ 8.500.
Por ese motivo, mientras en el pasado Ganancias afectaba al personal jerárquico de las empresas, como gerentes, supervisores o capataces, ahora operarios simples o empleados oficinistas pueden quedar atrapados en las escalas de Ganancias.
Con un piso de $ 8.500, Ganancias podría abarcar a casi el 5% de la pirámide laboral superior de las empresas (unos 400.000 empleados) quienes además pagarían menos. Luego ese nuevo piso debería ser actualizado en forma automática por la inflación para evitar que vuelva a castigar a los trabajadores de sueldos medios o bajos.
A eso se agrega que las escalas sobre las que se calcula el impuesto, se mantienen en los mismos valores nominales de hace 10 años atrás, cuando deberían haberse ajustado también por la inflación. Entonces, en lugar de que le retengan una alícuota baja, del 9%, el trabajador tributa una alícuota más alta –del 14, 19 o 23%– y rápidamente puede llegar al 31 o 35%. Otro efecto de los topes salariales es el beneficio de las asignaciones familiares: los trabajadores formales que ganan más de $4.800 no tienen derecho a cobrar el prenatal, el salario por hijo y las asignaciones extraordinarias por nacimiento o matrimonio.
Considerado un impuesto esencialmente progresivo, en el que pagan más los que más ganan, en la Argentina hay otro dato llamativo: Ganancias no se aplica a la renta financiera como los intereses sobre depósitos o títulos públicos o las ganancias con la compra-venta de acciones y bonos.